¿Le estás dando la espalda a tu propósito?
Éxodo 3:1-6 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.”
Tenemos un padre que conoce nuestro nombre, que nos llama a su plan eterno y lo hace sin buscar tus habilidades o actitudes, lo hace simplemente por la gracia derramada en Cristo Jesús que te ha acercado al Padre de la gloria, te ha dado un nombre nuevo y ahora eres un hijo del Dios Altísimo, alabado sea su nombre.
El libro de Éxodo es parte de lo que denominamos el pentateuco, la ley de Moisés, tenemos una historia en la fe, una historia maravillosa, en la que hemos sido insertados como parte del pueblo de Dios, podemos decir que somos parte de este pueblo que ha sido separado para vivir en un plan perfecto, vivir para la gloria de Dios.
Dios coloca al hombre en esta tierra y se corrompe por el pecado, por su rebelión, pero no importa cuántas veces se rebela el hombre a lo largo de la Biblia porque siempre hay un Dios misericordioso que se acerca con su gracia perfecta para cumplir no lo que queremos sino su voluntad en esta tierra.
A Abraham le bendijo diciéndole que bendeciría a todas las naciones de la tierra a través de él, es una promesa que podemos tomar, entender que somos parte de ese propósito y recibir esa bendición del Señor, a veces las situaciones de la vida nos hacen pensar que hemos perdido el control, el problema es el pecado, el distanciamiento hacia Dios, sólo necesitamos regresar al plan de Dios porque solamente volver a su plan reestablecerá su plan en la tierra.
Donde Dios lleva a sus hijos no importa el pecado, porque allí sobreabunda la gracia y la presencia de Dios sana la tierra trayendo restauración y bendición, cuando entendemos que no es lo que hacen a nuestro alrededor sino quien yo soy en Dios podemos estar en un lugar donde no alaban a Dios, pero por el hecho de llevar la promesa sabemos que no seremos cautivos por el exterior sino que nuestra presencia traerá bendición, salvación y vida eterna.
Cada vez que nos ponemos en las manos de Dios, Él trae bendición, a los pueblos se les olvida que Dios es el que trae bendición, y pueden olvidarlo pero Dios no se olvida, dice su Palabra que tu padre y tu madre se pueden olvidar de ti pero Él no se olvidará de ti. El pecado trae maltrato, odio, vivir fuera de la voluntad de Dios te puede volver un asesino, volverte la persona más desagradable, pero su gracia y misericordia aún están derramadas para tu vida, puede levantarse el infierno mismo pero Dios se levantará para protegerte.
Cuando confiamos en Dios podemos entregar nuestro tesoro más preciado y confiar que Dios lo llevará por el camino seguro, mientras peleamos contra faraón Él nos pone en su casa para que podamos decir en medio de Egipto, nos criamos aquí, pero no somos de aquí, nos criamos en esta tierra, pero no somos de aquí, nos levantamos para la gloria de Dios, nos preocupamos por el enemigo, pero Dios lo va a usar para que podamos decir que no fue su bondad sino el propósito de Dios.
Podemos estar en el mundo pero Dios ha permitido que te cuiden, te protejan y aun oyendo lo que dice el mundo muy dentro sabemos que no está bien, que no servimos a la muerte que está afuera sino que servimos a un Dios en el cual vamos a esperar, Dios no es Dios de otras personas, tiene cosas hermosas para nosotros, pero debemos vivir para Él, los fracasos que vivimos nos pueden llevar al desierto, a cuidar ovejas de otro, no nos ha llamado a eso, nos ha llamado a bendición ¿Qué te está llevando a darle la espalda al propósito de Dios?
Pensamos que como nos han suprimido es porque viviremos por siempre en el desierto, pero estamos en el lugar del encuentro con Dios, donde nos encontramos en su presencia, en medio de los desiertos siempre hay alguien que nos invita “al monte de Horeb” y sabemos que algo sobrenatural está pasando, es una presencia inexplicable, porque debemos tener un encuentro con Él para que sepamos que lo que parece imposible para el hombre es posible para Dios.
Mucho tiempo en el desierto te puede destruir, pero Dios ha prendido una zarza que te llama la atención, que no cambia nada, puedes llegar a la iglesia y pensar que pasa algo, pero no pasa nada en tu vida, pero hoy es el día para que te acerques a la zarza ¿Quién está destruyendo tu casa? ¿Quién está destruyendo tu vida? Te está llamando el Dios que te escogió desde el vientre de tu madre y te ha traído a este día para que sepas que para esta hora Él te ha llamado.
Dr. Luis Paz
Culto dominical 25 de junio de 2017
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