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Prédicas escritas

Todos tenemos un don

Romanos 12:6-8 “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”.

En los versos anteriores Pablo dice dos cosas que son importantes: uno, que seamos humildes, que nadie tenga más alto concepto de sí del que debe de tener; y el segundo, que todos  somos parte de un cuerpo, miembros que tienen distintas funciones. Cada uno tiene su justo lugar y su justa razón de ser, y ninguno es mejor que otro aunque sea más o menos visible; y todas estas partes encajan para formar a un ser humano. Lo maravilloso de todo, es que además de ser hombre o ser mujer, somos morada del Dios invisible que vino a transformar nuestras vidas.

Así que Pablo dice que en esta realidad de quienes somos, el Espíritu Santo reparte dones a cada miembro del cuerpo, y esos dones no son de nuestra propiedad, sino que son ministerios o dones que Dios nos permite ejercitar para servir a los demás. La palabra ministro no es un título, es una palabra que viene del significado de diácono, es decir, servidor. Por tanto, tenemos que el Espíritu Santo repartió dones a todos, y aunque quizás alguno no lo haya concientizado, el mismo Espíritu Santo en su tiempo le revelará como en qué manera va a usarlo, y esto no necesariamente  dentro del templo, pues generalmente nuestro servicio sucede fuera de la iglesia, en nuestra vida cotidiana.

Ahora, luego de que Pablo nos da esta introducción, viene a hablarnos acerca de una frase referida al amor, y es que el amor debe ser sin fingimiento. Esto  es importantísimo, porque no tenemos que aparentar nada, sino más bien día a día demostrar que se está formando en nosotros el carácter de Cristo. Esto se tiene que formar, porque de lo contrario todo lo que hagamos para el Señor viene a ser como un címbalo que retiñe, es decir, mucha ruido y pocos resultados, porque la gente copia lo que ve en vez de lo que oye, así como eso los niños copian a sus padres en cada cosa que hacen.

Por eso lo primero en la vida cristiana es eso, el carácter, eso es lo que debe fundamentar nuestra vida como cristianos. Un carácter moldeado por el Espíritu y por la palabra, permitirá que poco a poco recuperemos la imagen y la semejanza de Dios en nuestras vidas. Esto es de lo que Pablo en Filipenses, cuando se refiere al perfeccionamiento de los santos, entendiendo que los santos somos nosotros, personas que hemos sido separadas del mundo terrenal, para ser parte del mundo de Dios. Así que quizás las acciones de alguien no sean del todo santas, pero hemos sido llamados Santos por la gracia de Dios.

Él nos ha llamado y ha empezado la obra de la transformación y el perfeccionamiento en nuestras vidas; y es entonces cuando podemos servir con humildad a Dios. En el servicio a Dios todos somos iguales, pero desarrollamos distintas funciones.

Pastor Samuel Olson

Culto Dominical 04 de marzo de 2018

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El poder de un clamor

Jeremías 33: 1-3 Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.

Hay muchas cosas que asustan al ser humano, usted estará de acuerdo conmigo en que el hospital y la cárcel son las más terribles. Ahí descubrimos que nuestras amistades no son tantas como pensábamos, nos damos cuenta que las personas que tuvimos a un lado son los que verdaderamente nos quisieron y apoyaron. Descubrimos que hay gente que quiere ir hasta allá a darnos aliento pero no pueden llegar, pero bendito sea nuestro Dios y Padre, que aún en la cárcel o en dificultad, aun estando limitados por el tiempo o por la distancia, por cualquier clase de obstáculo, Dios tiene el poder para llegar hasta usted,  para bendecirlo y darle palabra de ánimo.

Es valioso entender ese término de “aún”, quiere decir que había una circunstancia que limitaba a la mayoría. No todo el mundo tenía acceso a Jeremías, nadie quería acercarse a él en la condición de preso, pues era una situación de las más despreciables. Pero aún en esa circunstancia, el Señor no se olvida de sus hijos, y hasta ahí llega su Espíritu Santo, porque a Él no lo detienen barreras ni cárceles, Él llega hasta usted, lo bendice y lo anima.

Ahora, lo maravilloso del mensaje tras estos versos es que el Señor nos invita a clamarle, prometiendo que Él responderá, y más allá de eso, promete mostrarnos esas cosas ocultas que solo a él le pertenecen. Clamar es solicitar algo con mucha desesperación, aquello que usted considera imposible, con gemidos y llanto, con un estado de desesperación. Usted puede clamarle a un ser humano y podrá conseguir respuestas, sin embargo, es probable que cuando se presente una mala circunstancia nadie aparezca. Pero aquel que dice: “yo te responderé”,  es aquel que fundó la tierra y el que la afirma, es quien nos diseñó junto a la creación, desarrolló su obra, nos hizo y además cuida de nosotros permanentemente. Si hay que corregir algo, el Señor lo corrige, lo mejora, Él jamás se va a desentender de ti, pues eres la obra de sus manos.

Al clamarle nuestras necesidades a otros, estamos angustiándonos y afanándonos, pero cuando le clamamos a Él, estamos completamente seguros que él responderá.  

Ahora bien, hay que entender el término de “cosas ocultas”. Cada vez nos damos cuenta de cuán ignorantes somos acerca de la creación, y si no conocemos el mundo visible,  imagínese lo ignorante que somos de lo invisible. Lo invisible no se revela por ciencia, se revela por fe; es por eso que tenemos que acudir a la presencia de nuestro Señor, a través de la oración, y clamar para que él abra nuestro entendimiento, pues hay muchas señales que nuestros ojos ven, pero que no que significan lo que nosotros creemos. Tal vez, tú estás allí desesperado, angustiado con una situación, con un diagnóstico clínico o con una necesidad económica, quizás estás cansado de ver personas que han vivido en la injusticia y prosperan más que tú, pero ten siempre presente que el Señor es dueño de todo, y que nada se escapará jamás de su control. Él es tu sanador y tu libertador.

Hno. Manuel Herradez

Culto de ministración del Espíritu Santo 26 de septiembre de 2017

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En medio del valle

Salmos 23:4 “Aunque en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.

Existe un lugar dónde ni tú ni yo podemos hacer nada, excepto esperar en el Señor, y es el valle de sombra de muerte. Estar en el valle es diferente a estar en la montaña. En la montaña se tiene mejor vista, es más fácil esconderse y hay muchas más opciones para estar seguro; pero el sitio en donde tienes todas las posibilidades de perder y ser herido, en donde no puedes huir, es en el valle. Estás expuesto a los dardos y cañones del enemigo, es ese lugar del cual no podemos huir, donde hay posibilidades de perderlo todo; y es precisamente ese lugar en donde estás o has estado, pero a pesar de eso, justo en ese lugar, el Señor siempre ha estado y estará contigo.

Hay creyentes que piensan que porque Jehová está con ellos nada les pasará, y eso es falso. Jehová irá delante de ti aplanando las cosas, pero eso no significa que no pasarás por el valle, significa que pasarás, pero que el Señor estará contigo. Atravesarás el valle de sombra, pero al final está la victoria del Señor para tu vida.

El valle de sombra de muerte de alguna manera persigue al cristiano, porque satanás cree que zarandeándonos puede con nosotros, pero el cristiano es como el enjambre de abejas mientras más lo jorungas más glorifica al Señor. El Señor cambia las circunstancias y usa lo que tenga a mano para sacar lo mejor de ti. El valle de sombra de muerte le da a tu vida la oportunidad de que Dios se manifieste.

En 2 Corintios 12:9 el Señor te dice: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Tú, que pasas por circunstancias, ¡levántate y resplandece! y sobre ti reposará el poder de Cristo, ese poder que transforma vidas y que hace de las circunstancias más oscuras, oportunidades que obren para tu bien.

Jesús hoy te dice: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? el Señor está presto para escuchar la súplica de sus hijos, y hoy verás la gloria de Dios saliendo de ese valle oscuro, y al Señor yendo delante de ti y esperándote para darte la vitoria.

José Luis Woodberry

Culto de ministración del Espíritu Santo 19 de septiembre de 2017

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Jesús te ve en la multitud

Juan 5:3-9 “En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.”

Estos versos de la palabra nos ayudan a caminar confiados en Dios, habla de una multitud que esperaba gracia de parte de Dios, no se sabe el número exacto pero dice que era una multitud, tantos pensamientos y emociones encontradas en ese momento. Cada cierto tiempo el agua se movía, y uno sólo de ellos podía alcanzar su gracia cuando eso ocurría, leemos en particular de un hombre que hacía 38 años estaba esperando allí con su enfermedad, tenía 13.870 días esperando, con el anhelo, el deseo, de que Dios se acercara, de que el agua se moviese para él en algún momento, debió ser agónico.

No sé de cuánto tiempo ha sido tu espera, pero con toda certeza, y toda seguridad cuando Jesús nos ve en medio de una multitud es para que veamos la extensión de su gracia, su bondad, Él se condolió por este enfermo que vivía por debajo de las posibilidades que se le había dado para vivir.

Hoy te está viendo, ve tu dolor, tu enfermedad, tu necesidad, pero llegó el tiempo de la sanación, de la santidad, Dios no nos abandona, no sé el tiempo ni el momento pero se acercará a tu vida y tocará lo que deba ser tocado, para Él no hay tiempo, lo importante es que el Señor te está  viendo y si Él te está viendo es porque su gracia no se ha cortado, podemos cantar, adorar, glorificar, cree, confía en que Él te puede tocar.

Cuando vio al enfermo le preguntó si quería ser sano, y este hombre racionalizó su respuesta, porque muchas veces estamos en una iglesia pero no queremos recibirle, estamos en un lugar de sanidad, pero no queremos ser sanos, Dios te pregunta hoy ¿Quieres ser sano? ¿Quieres ser libre? Jesús no le estaba preguntando si la gente lo metía o no en el agua, sino si Él quería ser sano, porque hasta el momento su vida giraba en torno a otros, no es que otros oren por ti, otros te traigan a la iglesia, es momento de que te levantes activando tu fe para que veas su gloria descender a tu vida.

Jesús le respondió que era tiempo de que se levantara, es tiempo de que actives lo que Él ha puesto dentro de ti, lo más importante de este planeta, el Espíritu Santo, dice la escritura que este hombre fue sano, bendito sea su nombre.

Santiago Montero
Culto de ministración del Espíritu Santo 12 de Septiembre de 2017

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No es la cantidad

Lucas 17:5-6 “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.”

Estamos en tiempos donde todos pasamos por momentos difíciles, todos pasamos circunstancias, y a veces quisiéramos que Dios hiciera de nosotros gente que pudiera ser un gigante de la fe para ver las situaciones cambiadas, pero eso no te pasa sólo a ti o a mí, podemos ver en el evangelio de Lucas que los apóstoles también tuvieron esa idea en algún momento.

Vemos que los apóstoles pensaron que la cantidad de fe que tenían no era suficiente para ser apóstoles que pudieran cambiar las circunstancias, las situaciones adversas, por esto le dicen a Jesús: ¡Señor, auméntanos la fe! Seguramente en algún momento hemos pensado esta situación es más grande que mi fe, pero vemos la respuesta del Señor.

“Si tuvieres fe como un granito de mostaza”, es una respuesta que sorprende, nos ubica donde nuestro pensamiento, y nuestra idea debe estar, era la cantidad de fe que necesitaban tener, el Señor los ubica y los lleva a entender, cuando tenemos una sólida confianza en el poder y la palabra de Dios, entonces la circunstancia obedece y cambia.

Ante la circunstancia que puedas estar enfrentando, aun en las circunstancias generales podemos decir Señor, auméntanos la fe, pero escuchamos la respuesta del Señor, no es la cantidad, es la confianza absoluta, la convicción, la certeza que se pueda tener en el poder de Dios, aunque al ojo humano nos parezca difícil, si hay una solidez, una firmeza en creer que Dios es capaz por su poder, no por la cantidad sino por su poder que obra para cambiar, la situación cambiará porque lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios.

Luis Rodríguez
Culto de ministración del Espíritu Santo 5 de septiembre de 2017

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La obra del redentor

Isaías 51:10-16 “¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos? Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán. Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige? El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan. Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos. Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.”

Esta palabra comienza con una pregunta acerca de Dios ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?  Y aquí viene Dios con su respuesta, en esta respuesta vamos a reflexionar. Primeramente hay palabras claves como redimido, redimir es liberar a alguien de un sufrimiento o castigo, es adquirir o recuperar algo que se había perdido, es rescatar, librar, restituir; un redimido es una persona que ha sido objeto de alguna de esas acciones, que ha sido rescatado o liberado.  Alguna o incluso todas estas acciones ha hecho Dios en tu vida, y lo seguirá haciendo, puedes decir: Soy un redimido de Dios, estaba perdido, me buscó y me libertó.

No puede haber redimido sin la obra de un redentor.  Él redentor es salvador, libertador y es el que tiene el poder y la autoridad para redimir, porque tienes a Cristo Jesús como tu redentor por excelencia, es que Él  puede hacer por ti todas las cosas. ¿Qué es más grande? ¿El milagro o quién hace el milagro? No sé que necesitas pero debes venir al que hace el milagro, pues es lo más grande, si buscas solo un milagro puede ocurrir o puedes entristecerte porque no ocurrió nada pero Él quiere hacer algo más grande, quiere hacerte el redimido, quiere ser tu redentor.

Dice el pasaje que volverán los redimidos, que volverán a Sión. Sión con el tiempo pasó de ser la ciudad de David a ser la ciudad donde construyeron el templo, siendo un símbolo de lo que era la nación de Israel, porque todos en su adoración decían que en esa ciudad, allí estaba Dios, y Sión comenzó a convertirse en un símbolo muy poderoso de la fe en aquel tiempo, y dice la Palabra que se le comenzó a decir hijos e hijas de Sión, refiriéndose a que Dios estaba con ellos.

Estos hijos eran los que habían sido llevados al cautiverio, los que habían tenido aflicción, tal como hoy estamos en nuestro país donde cada quien lleva un sufrimiento particular. Pero hoy Dios te dice que Él es Dios, que Él hizo pasar un pueblo a través de lo que era un gran mar en seco, y que hizo todas las cosas por ellos y los redimió, que te da una sombra tan especial que es sombra y cimiento a la vez, es decir, que toda la gracia de Dios está sobre su pueblo cuando pone su palma, y esta es una promesa para los que creen, si buscas un milagro, el primer milagro se llama perdón y salvación.

Si estás enfermo, el Señor te quiere sanar, pero primero quiere que te acerques a Él ¿Necesitas a Cristo como tu salvador personal? Su salvación es un milagro, dile ahora: Señor Jesús, hoy me acerco a ti sabiendo que tu puedes redimir, que puedes perdonarme, libertarme, sacarme del hoyo en el que estoy, reconozco que soy pecador, que no puedo cambiar nada de lo que soy ni he hecho, y te pido que lo hagas tu, hoy te acepto como mi Señor y Salvador, entra en mi vida y lléname con tu Espíritu Santo, ¡Amén!

Santos Fuentes
Culto de ministración del Espíritu Santo 8 de agosto de 2017

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¿Tienes tiempo para Él?

Proverbios 19:2 “El alma sin ciencia no es buena, y aquel que se apresura con los pies, peca.”

Esta porción de la Palabra nos habla de las consecuencias de vivir una vida apresurada, la inmediatez y la impaciencia nos lleva a cometer errores, en muchas ocasiones tomamos decisiones movidos por las emociones, decisiones incorrectas que afectan nuestras vidas, hay consecuencias, intolerancia, estrés, enfado, dificultad en la comunicación, ansiedad, depresión, fatiga, cansancio, pero el Señor te dice hoy ¡Alto! Detén tu ritmo de vida para que puedas escuchar y mostrarte el camino que debes seguir.

Un camino lleno de paz, de esperanza, hay muchos que le siguen pero no siguen sus mandamientos, por  vidas apresuradas, conviene detenerse a mirar sus promesas, le ha dicho a su pueblo que si busca primero su reino y su justicia por encima de las demás cosas conociendo las necesidades, nos ayuda, pero sólo le damos la sobra de nuestro tiempo.

Lucas 10:38-42 “Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”

Muchas veces nos enfocamos en las cosas del Señor, trabajamos para el Señor pero nos olvidamos de estar en su presencia, y es en la comunión de Él que recibimos su gloria, en su presencia hay paz, provisión, dirección, sabiduría, fortaleza, en su presencia vamos a encontrar todo lo necesario para seguir adelante, aun en medio de las dificultades nos llena de su plenitud, y su gozo.

Sólo le damos sobras y Él demanda atención, para Él es más importante la obediencia que el sacrificio, es tiempo de meditar, de reflexionar, el  Señor motiva, alienta y te acompaña en medio de cualquier circunstancia, sólo en Él encontraremos la fuerza necesaria, te guiará por el camino más conveniente, su voz trae el aliento y la dirección necesaria, sólo en Él encontramos la paz que no da el mundo, nos da la fuerza para caminar en medio de las debilidades.

Sólo en Él encontramos el refrigerio para nuestras almas en tiempos de incertidumbre, disipa la oscuridad, llena cada lugar de gloria, el río de su presencia inunda y llena con su amor, su gracia, su poder y su autoridad, cree en Él, confía en Él, creemos que su presencia todo lo puede, todo lo transforma trayendo esperanza y sosiego, creemos que veremos su gloria en cada lugar, en cada familia, en nuestra nación, confiamos en ti.

Wilmer Torres
Culto de ministración del Espíritu Santo 1 de Agosto de 2017

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Esto también pasará

Cantar de los Cantares 2:10-14 “Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; Se han mostrado las flores en la tierra, El tiempo de la canción ha venido, Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado sus higos, las vides en cierne dieron olor; Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.”

¿Quién puede callar delante de su presencia? Seguramente nuestra vida está muy atribulada por distintas razones, pero la alabanza nos desconecta de eso que perturba nuestra vida, nos conecta con lo sobrenatural.

Hay un principio bíblico que todo cristiano nacido de nuevo debe saber, y es que de la misma manera que hay estaciones climáticas, existen estaciones espirituales, en invierno sabemos que en el algún momento llegará el verano, ningún invierno es eterno. Quizás viniste en un invierno espiritual, donde todo es seco, pero hoy te digo que el verano viene. Vienen cambios, esto no es permanente, hay un tiempo de postración, tiempos donde vienen problemas y desencantos, pero no es permanente, esto también pasará.

Cuando vamos a las escrituras nos damos cuenta que la mayoría de las veces todos los que están en la Biblia pasaron por momentos difíciles. Imaginemos que Noé haya pensado que viviría toda la vida en medio de un diluvio, pero, él sabía que iba a cambiar ¿Cómo? Dios se lo dijo. Imaginemos que José hubiera estado en la cárcel pensando que estaría allí toda su vida, se habría quedado en una esquina a echarse a morir, pero José sabía lo que pasaría porque Dios se lo había revelado en sueños. Muchas veces pensamos que los problemas, las situaciones y las crisis que pasamos son eternas, no creas que eso es así, no trates de convencerte de que lo que te sucede es permanente.

¿Qué pasó con Rut? Tenía una familia que vivía feliz y vino la crisis, y de esa crisis quedaron 3 mujeres, y en medio de la crisis, Noemí les dice a las 2 mujeres: esto terminó, hasta pidió que no le llamaran Noemí que significaba felicidad. Se sentí vacía, había perdido todo, asumió la identidad de su desgracia, se rindió, no pensaba que era algo temporal, pensó que era permanente. Ese es el peligro cuando no entendemos que las cosas van a cambiar, ¿Cómo termina el libro de Rut? Dándose cuenta que vino el soberano por ella, la bendición, la felicidad.

Tienes que empezar a vivir, a entender que las lluvias se van y vienen las alabanzas y el baile, no podemos vivir en la angustia, no somos como la gente del mundo, tenemos la mente de Cristo. ¿Por qué Jesús pudo atravesar lo que vivió en Getsemaní? Porque tenía su mirada en lo que venía después, pongamos nuestra mirada en lo que viene para Venezuela, seremos testigos de la bendición que Dios tiene para esta nación.

De haberle preguntado a Moisés como saldría el pueblo no hubiese sabido qué responder, hasta el mar se abrió para que pasaran. Josué no sabía cómo pasaría el Jordán, pero Dios le secó el mar para pasar en seco. De haberle preguntado a los discípulos que pasaría al morir Jesús no habrían dicho que resucitaría, así como lo hizo. Por eso, en medio de todas tus dudas Él te dice: ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? Cree en lo que Él te dice, dale gracias y confía con seguridad de lo que va a hacer con tu vida, con tu familia, aún en la particular situación que estás viviendo, pues ha dicho que si creemos veremos su gloria.

Luis Freites
Culto de ministración del Espíritu Santo 25 de julio de 2017

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¿Aún estás en las ramas?

Lucas 19:1-10 “Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Cuando las ansiedades de la vida, las frustraciones del día a día se evalúan bajo la óptica de las consideraciones personales y profesionales tomamos malas decisiones, Zaqueo dijo yo soy rico, soy publicano y bajo de estatura, la gente no me va a dejar ver, sin embargo tengo una necesidad y estoy ansioso de que Dios actúe en mi vida, pero vio su necesidad bajo la óptica de sus complejos, debilidades e incapacidades.

Hasta que pasa Jesús y debió descender porque lo que Él haría, lo haría solamente si descendía ¿Cuántas veces Dios te ha llamado y sólo te atreves a ver desde lejos? Dios no hace nada con gente que se queda sentada en las ramas, Cristo espera, insiste, llama y llama por nombre y apellido, te pide que desciendas porque quiere trabajar contigo, e insiste con su Santo Espíritu, hasta que nos damos cuenta que es buena idea descender de nuestras ramas y permitir que Jesús pase a nuestra casa.

El Espíritu Santo puede llegar a las ramas, alcanzar la altura en la que estás, pero Dios quiere que desciendas, Dios no crea las circunstancias, pero si las utiliza, la Palabra es clara y precisa con lo que ocurre, con los que son ministrados por la presencia del Espíritu Santo, es el fruto de la promesa del Señor, pero para eso debes descender de tu lugar de comodidad.

Cuando el Espíritu Santo viene sobre ti vivifica hasta tu cuerpo mortal, trae sanidad sobre tu vida y restauración sobre tu cuerpo, cuando Cristo le dice a Zaqueo que se baje, la palabra en griego significa que debía rebajarse a los niveles más bajos de su vergüenza para que el Espíritu Santo operara ¿Es este tu momento de descender? Esa comodidad puede ser tu empleo, tu salud, incluso tu propia seguridad, pero casi siempre es el orgullo, Él quiere trabajar contigo y entrar en tu casa.

Zaqueo descendió no solo porque Cristo le aseguró que iba a trabajar con él, sino porque le dijo que era necesario llegar a su casa, el Salvador tiene la necesidad de trabajar en tu casa, pero ¿Aun estás en las ramas? Quiere ir a tu casa, Zaqueo lo único que tuvo que hacer fue descender de prisa, el cristiano que desciende deja que el Espíritu Santo obre, así Él entra en su casa y sus decisiones todas son para seguir y glorificar a Cristo.

Has de tu vida entera un ministerio, de tu paternidad, tu maternidad, tu relación, que cada rol sea un ministerio, no hay tal cosa como un error eterno, tu vida no se puede determinar por tus errores, vive en el caminar del perdón, puedes decidir basándote en Él y no en los hombres, pídele a Dios que te ayude a descender de la rama, no temas ante la humillación porque el mismo Dios que te manda a descender, va a extender su mano de gracia para levantarte, y si te faltan fuerzas para seguir Él te sostiene.

Hno. Samuel Esquilin
Culto dominical 16 de julio de 2017

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¿De qué tamaño es tu Dios?

Josué 14:10-12 “Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.”

¿Te has sentido cansado últimamente? ¿Has sentido un cansancio que va más allá de lo físico? Que te lleva a la apatía e incluso a la falta de fe, pues leemos en el pasaje sobre Caleb, vemos que tenía 85 años que como nosotros hemos pensado “soy muy joven”, “soy muy adulto”, “no tengo dinero para emprender”, o “no tengo fuerzas para empezar algo nuevo”, “le temo a la crítica”, y poco a poco van surgiendo una serie de gigantes en nuestras vidas ¿Tienes algún gigante en tu vida?

Caleb fue uno de los 12 espías que Josué envió, 10 llegaron que desalentaron al pueblo, pero hubo 2 que dijeron “Si, hay gigantes, pero vamos a poseerlos en el nombre de Dios”, y ahora con 85 años recuerda una promesa que Dios le había dado ¿Has recordado alguna promesa? Caleb recordó la promesa 45 años después, que se dicen fácil pero no pasan rápido.

Caleb tenía las mismas fuerzas que cuando tenía 45 años, así que si el Señor te ha dado una herencia es hora de que tomes posesión de ella, hasta que no tomes la promesa no es tuya, ¿Caleb vio al os gigantes? No, él creyó en la promesa que Dios le había dado, no le importaron los gigantes, él vio al Señor, cuando imitamos a Caleb vemos que cuando cambiamos nuestras perspectivas cambia nuestra vida, vemos las situaciones de una manera distinta.

¿Quién es el gigante para nosotros? El Señor, porque Él va a ir a pelear mi batalla, no sé cuál es tu situación, si es la salud, la enfermedad, algo temporal, si es un gigante con el que tienes años peleando, que tiene años orando por eso y el Señor no responde, hacemos montañas imposibles de escalar pero para el Señor no es nada ¿Cuánto tiempo tienes sintiendo que no puedes vencer al gigante?

Pero en Josué podemos ver como terminó Caleb, Josué 14:14 “Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israe”;  otras versiones dicen por cuanto había sido fiel al Señor, Caleb sin importar el tiempo sabía que Dios le iba a cumplir la promesa que le había dado y le renovó sus fuerzas, vamos a pelear, pero hay uno con la fuerza para vencer gigantes.

Salmo 60:12 “En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.”

Nos toca pelear creyendo que el Dios de Israel nos ha dado la promesa de vencer, no hay gigante en mi vida que pueda vencer al Dios de Israel, Caleb creyó en el Dios de Israel, en el Señor, Caleb no era distinto a ti y a mí, Números 14:24 “Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.”, Caleb sabía que podía ir y poseer la tierra, pero dice que tenía otro espíritu y ahí entendemos que era el Espíritu Santo de Dios, que está con nosotros, que se derrama y llena con la fortaleza necesaria, porque no hay gigante como el Señor nuestro Dios.

Hno. Juan Carlos Vincent
Culto de ministración del Espíritu Santo del 11 de julio de 2017

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