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Llamados a conquistar

Estamos culminando esta cuarta semana de oración, Dios nos ha hablado a cada uno por medio del texto que se encuentra Josué 1:2 “Ahora pues levántate y pasa este Jordán, tu y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel” sigamos estudiando adelante.

Nuestro Señor está lleno de misericordia para sus hijos, El nos ve en las circunstancias más duras y nos visita con su palabra, tal como sucedió con Josué que estando pasando por una dura prueba Dios le dice que se levante y emprenda una tarea que parecía imposible, cruzar el Jordán caudaloso, hay que recordar que según los estudiosos Josué tendría para ese momento unos ¡70 años de edad!

Muchos de nosotros nos encontramos en una circunstancia difícil, similar a la que vivió Josué, es allí donde el Espíritu Santo te indica que te levantes, que emprendas la tarea que Dios te manda y que lo hagas creyendo que ya El te ha dado la victoria y que no solamente eso sino que te recuerda que eres su hijo y los hijos de Dios son más que vencedores en Cristo Jesús.

Dios nos está llamando en esta semana de oración a levantarnos en medio de la adversidad, a creerle que ya El nos ha dado la victoria, estamos llamados a recordar y creerle que somos sus hijos, no estamos desamparados, no andamos como los que no tienen esperanza, el cristiano tiene futuro, porque Dios ya lo conquistó y lo ofrece como un presente para nosotros.

Estamos llamados a afectar nuestro entorno de la misma manera que lo hizo Josué, quien acatando la voz de Dios movilizó a todo un país a hacer la voluntad de nuestro Señor, estamos llamados a conquistar y Venezuela será la herencia y la tierra que ya Dios nos ha dado.

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A los hijos de Israel

Llamados a conquistar

Ya esta culminando esta cuarta semana de oración donde hemos estado estudiando la palabra enfocándonos en el texto que se encuentra en Josué 1:2 “ahora pues levántate y pasa este Jordán, tu y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”, sigamos adelante con el texto.

A los hijos de Israel

Estudiar la palabra de Dios es maravilloso, puesto que un breve texto puede estar más lleno de sabiduría que todos los libros de la tierra, esto lo vemos en la porción de la palabra que hemos venido estudiando.

En el texto vemos como Dios instruye a Josué a que se levante y deje el luto, que emprenda una nuevo desafío, que no solamente lo haga el sino que impregne de fe a toda una nación para alcanzar un objetivo, que Dios ya les ha dado.

Ahora Dios recalca la pertenencia, les llama “hijos de Israel”, nuestro Señor le esta recordando de donde vienen y que son. Muchas veces nosotros en nuestro caminar vamos olvidando quiénes somos y de dónde venimos, las circunstancias, los problemas y la vida misma se encargan de ir borrando de la mente nuestra verdadera esencia, somos hijos de Israel.

Dios te dice en su palabra que te levantes, que logres lo imposible, que ya tienes la victoria y te increpa a nunca olvidar quien eres, linaje escogido, real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios, la sociedad quiere etiquetarnos, el mundo nos encarcela en esquemas creados, pero el hijo de Dios se levanta y dice “ yo sé que mi Creador vive”.

En esta semana de oración clamemos a Dios para que su palabra se haga viva y podamos recordar creyendo que somos sus hijos, hijos de Israel coherederos con Cristo y que esta leve tribulación momentánea produce un cada mas excelente y eterno peso de gloria, la victoria sobre toda circunstancia nos fue dada, fuimos llamados a conquistar.

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A la tierra que yo les doy

Llamados a conquistar

Esta cuarta semana de oración seguimos estudiando la palabra que se encuentra en Josué 1:2 “Ahora pues levántate y pasa este Jordán, tu y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel” sigamos estudiando Su Palabra.

A la tierra que yo les doy

Es asombroso como nos habla nuestro Dios, Josué estaba aun en el luto por la muerte de Moisés y es allí en medio de la desesperación y consternación que Dios le indica se levante, cruce el Jordán y que lo haga con más de 2 millones de personas, pero la bondad de Su corazón se hace manifiesta cuando dice “a la tierra que yo les doy”.

Esta frase está cargada de poder, primeramente es el mismo Dios que dice “yo te doy”, el creador del universo ante cuya voz tiembla toda la tierra afirma que es Él quien te está dando la tierra, es Él quien está otorgando la victoria. Lo otro maravilloso es el tiempo verbal que usa, Dios no dice que se la va a dar, usa el presente “yo les doy”.

Sea cual sea la circunstancia que estés viviendo, ya Cristo triunfó y alcanzó la victoria para ti y para mi, la victoria es real y está escrita en un presente maravilloso disponible para todos los que somos sus hijos. El éxito no viene dado por lo que hagamos o dejemos de hacer, el éxito viene de creerle al Creador y obedecerle cuando El nos dice que nos levantemos y sigamos adelante.

El cristiano que vive por fe camina viendo lo que no existe como si existiera, el hijo de Dios se mueve en medio de la tormenta sin temor pues sabe que Cristo ya le ha otorgado la victoria.

En esta semana de oración clamemos para que vuelva a cada corazón la certeza que Dios ya nos ha dado la victoria, pues hemos sido llamados a conquistar.

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Tu y todo este pueblo

Llamados a conquistar

Esta cuarta semana de oración estamos estudiando la palabra enfocándonos en el texto que se encuentra en Josué 1:2 “Ahora pues levántate y pasa este Jordán, tu y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”.

Tu y todo este pueblo

Hemos estudiado como Dios le indica a Josué que se levante en uno de los momentos más duros que había vivido y no solo eso, sino que lo desafía a emprender una tarea sumamente fuerte y casi imposible a los ojos humanos, debía cruzar el Jordán, nuestra vida está llena de desafíos y retos ante los cuales los hijos de Dios no nos rendimos, sino que los afrontamos en plena certidumbre de fe creyendo que El Rey de Reyes va con nosotros.

Ahora vemos que el desafío no solo era para Josué, era para todo el pueblo, los estudiosos dicen que el pueblo de Israel rondaba los 2 millones o mas de personas, el llamado de Dios es claro para Josué, el debía actuar con tanta certeza que infundiera fe en todo el pueblo, a esto estamos llamados los cristianos, debemos infundir a nuestro alrededor tal nivel de fe con nuestros actos que la gente comience a creer que lo imposible es posible.

Nuestro país hoy más que nunca necesita la manifestación de los hijos de Dios, un ejército de hombres y mujeres que creen que Dios está en control, que aunque todo parezca imposible el Creador del universo les dice que habrá éxito y no solo para una persona, la victoria será para ti y para todo tu pueblo.

En el mundo se nos dice que una persona no hace la diferencia, pero en Cristo la verdad es distinta, la orden es levántate pasa el Jordán tu y este pueblo, estamos llamados a conquistar, siembra fe a tu alrededor.

En esta semana de oración clamemos al Señor por una renovación en el Espíritu de nuestra mente que nos permita creer completamente en que Dios no nos ha abandonado, antes bien su salvación esta cerca y pronta.

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Y pasa este Jordán

Llamados a conquistar

Seguimos estudiando la palabra en esta nuestra cuarta semana de oración, el texto escogido se encuentra en Josué 1:2
“…ahora pues levántate, tu y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”

Y pasa este Jordán

En el estudio anterior vimos como acababa de morir Moisés y el impacto que tuvo esto para el pueblo de Israel que guardó luto por 30 días, este luto seguramente fue guardado por Josué, puesto que había fallecido su maestro, en medio de este dolor el Señor le dice que se levante, lo cual puede interpretarse como que empezaría un nuevo tiempo y que la tristeza y dolor pasarían a un segundo plano. Sin embargo la instrucción que viene de parte de Dios es “y pasa este Jordán”.

En Josué 3:15 se lee que el rio Jordán estaba en la época del año que se desborda es decir ¡Josué sale del dolor del luto para encontrarse con un río caudaloso que debe cruzar! Muchos de nosotros hemos pasado o estamos pasando por circunstancias que ante nuestros ojos se presentan como dice el refrán popular “de mal en peor”, el pueblo está triste, Josué esta triste y tienen al frente un río caudaloso que Dios les manda a cruzar, Dios sabe que no pueden permitirse quedarse en el dolor y la queja, no pueden vivir viviendo del ayer, es necesario seguir adelante no importa lo que veamos, pues nuestros ojos ven lo natural pero nuestro Señor nos manda a conquistar lo sobrenatural, somos llamados a conquistar y en el nombre de Jesús nos levantaremos y seguiremos adelante.

En esta semana de oración reconocemos que hay circunstancias que nos han hecho vivir como si tuviéramos un luto, quizás la muerte, la separación o la angustia nos ha herido, tal vez el futuro al frente es como un río Jordán embravecido pero el Dios que te manda a levantarte y a cruzar será el mismo que te tenderá la mano y te abrirá el Jordán, bendito sea su nombre.

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Ahora pues levántate

Llamados a conquistar

Iniciamos nuestra cuarta semana de oración, en esta oportunidad estaremos estudiando la porción de la escritura que se encuentra en Josué 1:2 “…ahora pues levántate y pasa este Jordán, tu y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”

Ahora pues levántate

Moisés acababa de morir, el pueblo de Israel estaba acostumbrado a seguir las indicaciones de aquel líder puesto por el mismísimo Dios, no pongo en duda que haya angustia o desesperación entre aquellos que por más de 40 años vieron en Moisés su guía, dice la palabra que el pueblo lloró y guardó luto (Deuteronomio 34:8) “Y los hijos de Israel lloraron a Moisés por treinta días en la llanura de Moab; así se cumplieron los días de llanto y duelo por Moisés.”

La separación producto de la muerte trae en muchas ocasiones un sentido de haber llegado al final, que ya no hay salida, es quizás uno de los sentimientos más desesperanzadores que existe, aun cuando la Biblia no lo dice, seguramente Josué sufrió dolor ante la muerte de su maestro y muy posiblemente su amigo.

Es en este escenario donde la palabra muestra que Dios le habla a Josué usando esta tremenda frase “ahora pues levántate”, el caminar en fe comienza con el primer paso, pero no habrá nunca un primer paso si no te levantas, aun en la circunstancia más terrible de la vida, debemos levantarnos en el nombre del Señor, no porque tengamos fuerzas sino porque nuestro Dios nos lo demanda.

Vivimos tiempos en los cuales muchos tendemos a sentirnos sin fuerzas y quizás hasta derrotados, pero recordemos que Dios está con nosotros y hoy más que nunca nos dice que somos llamados a conquistar, que El es nuestra fuerza. En esta semana de oración escuchemos la voz del Señor que nos dice que nos levantemos, que dejemos el luto y conquistemos en Su nombre.

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Todos tenemos un don

Romanos 12:6-8 “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”.

En los versos anteriores Pablo dice dos cosas que son importantes: uno, que seamos humildes, que nadie tenga más alto concepto de sí del que debe de tener; y el segundo, que todos somos parte de un cuerpo, miembros que tienen distintas funciones. Cada uno tiene su justo lugar y su justa razón de ser, y ninguno es mejor que otro aunque sea más o menos visible; y todas estas partes encajan para formar a un ser humano. Lo maravilloso de todo, es que además de ser hombre o ser mujer, somos morada del Dios invisible que vino a transformar nuestras vidas.

Así que Pablo dice que en esta realidad de quienes somos, el Espíritu Santo reparte dones a cada miembro del cuerpo, y esos dones no son de nuestra propiedad, sino que son ministerios o dones que Dios nos permite ejercitar para servir a los demás. La palabra ministro no es un título, es una palabra que viene del significado de diácono, es decir, servidor. Por tanto, tenemos que el Espíritu Santo repartió dones a todos, y aunque quizás alguno no lo haya concientizado, el mismo Espíritu Santo en su tiempo le revelará como en qué manera va a usarlo, y esto no necesariamente dentro del templo, pues generalmente nuestro servicio sucede fuera de la iglesia, en nuestra vida cotidiana.

Ahora, luego de que Pablo nos da esta introducción, viene a hablarnos acerca de una frase referida al amor, y es que el amor debe ser sin fingimiento. Esto es importantísimo, porque no tenemos que aparentar nada, sino más bien día a día demostrar que se está formando en nosotros el carácter de Cristo. Esto se tiene que formar, porque de lo contrario todo lo que hagamos para el Señor viene a ser como un címbalo que retiñe, es decir, mucha ruido y pocos resultados, porque la gente copia lo que ve en vez de lo que oye, así como eso los niños copian a sus padres en cada cosa que hacen.

Por eso lo primero en la vida cristiana es eso, el carácter, eso es lo que debe fundamentar nuestra vida como cristianos. Un carácter moldeado por el Espíritu y por la palabra, permitirá que poco a poco recuperemos la imagen y la semejanza de Dios en nuestras vidas. Esto es de lo que Pablo en Filipenses, cuando se refiere al perfeccionamiento de los santos, entendiendo que los santos somos nosotros, personas que hemos sido separadas del mundo terrenal, para ser parte del mundo de Dios. Así que quizás las acciones de alguien no sean del todo santas, pero hemos sido llamados Santos por la gracia de Dios.

Él nos ha llamado y ha empezado la obra de la transformación y el perfeccionamiento en nuestras vidas; y es entonces cuando podemos servir con humildad a Dios. En el servicio a Dios todos somos iguales, pero desarrollamos distintas funciones.

Pastor Samuel Olson

Culto Dominical 04 de marzo de 2018

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Día 4 | Y miró Dios con agrado a Abel y a su ofrenda

Es una bendición seguir estudiando las escrituras en esta semana de oración, estamos analizando el texto que se encuentra en Génesis 4:3-5 “³Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.⁴Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;⁵pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya.

⁴Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda […]

Una de las cosas más asombrosas que existe es saber que Dios nos observa. Detengámonos a pensar en que el creador del universo, las estrellas y todo el firmamento se detiene a vernos eso es sencillamente increíble. Ahora pensemos en que ese grandioso Dios no solamente nos vea, sino que se agrade con nosotros, definitivamente sería la sensación más fantástica existente.

Abel acababa de presentar ante Dios la ofrenda de lo mejor que él tenía para dar, Dios se agrada de la ofrenda pero definitivamente se agrada por el corazón abierto y bondadoso de Abel, quien como vimos el día de ayer se dispuso a trabajar para ofrecer a Dios lo mejor.

Muchos de nosotros perdemos la perspectiva de a quien servimos, eso hace que caigamos en la desilusión o desesperanza, pero hoy les tengo una noticia, ¡Dios te ve! En cada cosa que haces, en cada aliento que das al agotado, en cada mano que tiendes al necesitado, toda la obra de tu mano y la intención de tu corazón si es guiada por el amor produce no solamente que Él Señor te vea, sino que se agrade de ti. No en vano la palabra nos exhorta a que todo lo que hagamos lo debemos hacer para El Señor (Colosenses 3:17) y con alegría porque nuestro Dios nos está observando y nosotros sus hijos queremos honrarle con nuestro servicio y dedicación a Él.

Oremos esta semana de oración para que en nosotros sus hijos sea derramado un corazón alegre y agradecido, que pueda hacer que Él se agrade de nosotros.

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Día 3 | Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas […]

La ofrenda de Abel es diferente a la presentada por Caín, éste último trajo su ofrenda basado en una obligación a cumplir, sin embargo, Abel trae lo primero de su rebaño y no solamente eso, sino que sabiendo que los primogénitos de sus ovejas serían usados como ofrenda se dedicó a engordarlos, es decir invirtió tiempo, dedicación y recursos en darle a Dios lo mejor que podía entregarle.

Otra persona se habría limitado a dar una oveja en sacrificio, quizás daría de los primogénitos, pero hacerlos engordar solo demuestra la confianza en la provisión posterior a la ofrenda que Dios daría.

Este es el tipo de corazón que Dios anhela tengamos, que desbordemos nuestra alabanza a Él sin prejuicios ni limitantes, esto no es más que el fruto de un corazón agradecido, le damos a Dios no esperando recompensa, le damos por que Su misericordia es buena para con nosotros, le amamos porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19)

Sea derramado sobre nosotros en esta semana de oración una presencia tal que aprendamos a dar de lo mejor a nuestro Dios, que ofrendemos nuestra vida continuamente de la mejor manera bendiciendo a todos no solo materialmente sino llevando el mejor de los regalos, el de la vida eterna, así podremos ver el cambio a nuestro alrededor y en cada área de la sociedad venezolana.

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Día 2 | Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová

Continuamos la semana de oración, para tal fin el texto a estudiar se encuentra en Génesis 4:3-5 “³Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.⁴Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;⁵pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya.

Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová […]

Caín trae una ofrenda proveniente del fruto de la tierra, es importante que no hace referencia a la calidad de la ofrenda no dice si era de calidad o abundante, es decir Caín se limitó a dar con el solo propósito de cumplir un formalismo, en el cual no hay alegría o entrega solo obligación.

Dios nos invita a dar alegremente porque Él ama a aquel cuy corazón da sin mezquindad (2 Corintios 9:7), pero esto no solamente se limita a las ofrendas, El Señor requiere que nuestro sacrificio de alabanza, nuestra entrega diaria, nuestro corazón sea entregado en su totalidad a Él, asistir a una iglesia los domingos no es suficiente, es necesario vivir una vida de consagración donde nuestro andar refleje ante todos que somos hijos de Dios.

Hay instrucciones claras en la palabra de cómo debe ser nuestro andar en Cristo y la forma en la cual debemos llevar nuestra ofrenda diaria al Señor, socorriendo a las viudas y huérfanos, amando a nuestro prójimo y llegando a aquellos que necesitan una palabra de aliento en estos momentos, la ofrenda que se necesita es un corazón dispuesto a dar más allá de lo que socialmente es aceptado, debemos amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen y hacer la obra de Dios en esta tierra.

En esta semana de oración pidamos a Dios por la manifestación de Su Espíritu Santo para aprendamos a dar como Él quiere, bendiciendo así cada rincón de este país.

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