Domingo 10 de Julio de 2014
Nehemías 1:3-9 “Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.”
El Señor nos ha llamado a entender algo: solamente volviendo nuestro corazón a Él tendremos salvación de nuestra vida y de nuestros pecados, Dios nos ha reunido para que el mundo se nos una a alabarle a Él y dar fe de que hay esperanza; Nehemías se encuentra en un momento en que a pesar de la situación no se encierra sino que llega a lo profundo de su corazón donde hay llanto, tristeza, al oír las noticias estamos tristes, pero el cristiano debe unirse en un llanto para pedir la paz para esta ciudad, Nehemías gime ante la presencia de Dios, su esperanza se desvanecía, podemos huir, deprimirnos, tomar pastillas, pero sólo aliviarán nuestra situación por un tiempo, quedarás atado de por vida, hay una medicina que te da la verdadera libertad que necesitas.
Lo primero que hace Nehemías, es desahogarte ante Dios, el ser humano necesita desahogarse, el problema es que al hacerlo con otro ser humano ponemos nuestra confianza en alguien que puede herirnos, Dios oye tu clamor, podemos abrir nuestro corazón a Él, cuando oramos es un proceso terapéutico en el cual sanamos nuestra alma, si estas lleno de cargas, de preocupaciones, el Rey de reyes es a quien debes clamarle, hay poder cuando derramas tu corazón a Dios, es una experiencia de sanidad.
No es lo mismo hablar a ser escuchado, Nehemías dice, “no voy a hablarle a un dios de yeso, que no puede oírme, hablaré con un Dios que está atento al clamor de mi voz”, busca al Dios que te escucha, humíllate delante de la presencia del Dios que puede cambiar el destino de un país. Nehemías podía mandarle una ofrenda a Israel y decir “todo estará bien”, nosotros podemos decir “todo estará bien” pero no sabemos el futuro, no podemos depender de la política, de la religión, de otro ser humano, hoy debes poner tu confianza en el que vive, reina, y es el mismo hoy, ayer y por los siglos de los siglos.
Nehemías nos dice “cuando yo le hablo, Él me oye y es un Dios de promesas”, Él es un Dios de promesas, Él tiene promesas para ti, para tu casa, para tu familia, Nehemías dice “acuérdate del pacto que hiciste con tus hijos”, si reconoces el pecado que mora en ti y pides perdón por todos tus pecados, Él te oirá, te sanará y te restituirá como su hijo, para gloria y alabanza de Su nombre, porque separados de Él nada podemos hacer.
Hoy te digo, hay esperanza, y si tú lo crees esa promesa es para ti, tu precio fue pagado en la cruz del calvario, si confiesas en tu corazón y declaras públicamente tus pecados, te perdonará y sanará tu tierra, Dios quiere cambiar tu camino y que tu vida sea nueva para siempre, Nehemías lloró delante de Dios y Él escuchó su llanto, Él ha oído tu llanto, tu clamor, tu suplica, ha oído tus dolores, ansiedades, y no ha callado ante esto, hoy puedes encontrarte con tu Salvador.
Oración: Santo y digno es Tu nombre, Señor perdónanos, perdona nuestra tierra, perdona los pecados de mi casa, tu fidelidad es maravillosa, no he visto justo desamparado ni que su simiente mendigue pan, intervén Señor, sana nuestra tierra. Amen.
Dr. Luis Paz
Gran Culto Aniversario