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Domingo 8 septiembre 2013

Tumb_08Sep2013Peregrinos de este mundo

(2 Corintios 5:5-10) Este pasaje nos revela varias verdades. Primero, esta palabra es la seguridad de que el Espíritu Santo está obrando cada día en nosotros y,  cuando seamos redimidos, nuestro cuerpo terrenal será transformado zompletamente para morar con el Señor para siempre. Por eso su cuerpo tiene valor, porque ha sido comprado por el Señor Jesucristo. Todo será y ha sido
redimido y estamos en ese proceso.

Segundo, esta palabra es seguridad de que toda esta transformación se da  continuamente en usted. Ahora bien, si usted es el mismo de hace diez años, entonces usted debe examinarse, porque el hombre y la mujer de Dios anhela transformarse día tras día. Tercero, esta palabra nos recuerda que Dios está con usted en todo momento, a través del Espíritu Santo. “Así que siempre vivimos
en plena confianza…” (Vs.6a) Si, vivimos confiados en Dios. Tenemos la seguridad de que vamos a un lugar donde estaremos con el Señor. “Aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor.”
(Vs.6b) Si estoy aquí sin el Señor, mi anhelo es estar con el Señor. Es como el anhelo del venezolano que está en el exterior, está allá, pero está en la tensión de que tambiénquiere estar en su país.

“Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.” (Vs.7) El hombre y la mujer de Dios vive con fe, porque no puede tocar ni ver al Señor, pero tiene la fe de que Él está con usted. Es una forma de vida en el que no lo puede ver pero confía en su palabra y su promesa, así que esta vida es un peregrinaje constante.

Vivo como nómada, como itinerante en esta vida hasta que vea la nueva Jerusalén. Vivir por la fe es ver por ciertos momentos aquella realidad que nos confirma la presencia de Dios en nuestras vidas. “Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo —quien es la vida de ustedes— sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.” (Colosenses 3:3-4) Vivimos con la certeza de que cuando Él se
manifieste lo veremos finalmente. “Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. Y todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así como él es puro” (1 Juan 1:2-3) Esta es nuestra esperanza.

Y mientras estamos en esa espera estamos en un proceso continuo de transformación de todas las áreas de nuestras vidas, por medio del acción del Espíritu Santo. Y si usted no vive esta realidad le recomiendo que se acerque al fuego. No sea como un carbón solitario apartado del fuego. Así usted comenzará a ser transformado por el gran poder de Dios hasta que usted sea purificado completamente.

¿Está usted consciente de esta transformación? (Vs.9) Aquí Pablo resumió el objetivo de nuestras vidas: Serle agradable
al Señor cada día. Y luego agrega: “Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal.” (Vs.10) Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el Tribunal de Cristo, pero no para salvación, sino para que cada uno reciba conforme a lo que uno haya hecho, sea malo o bueno, mientras usted estaba en este cuerpo.

¿Es usted agradable a Dios? ¿Hay conciencia de maldad en usted? ¿Está usted consciente recibirá galardones conforme a su vida? Oración: Señor, quiero serte agradable, quiero serte agradable a Ti mi Dios. Dame la certeza de que Tú me levantas y transformas cada día y que esta redención de Dios será realidad un día cuando Tú vuelvas. Señor, sé que Tú eres real en mi vida, y eso me hace vivir con fe y seguridad. Que yo sea instrumento de tus bendiciones. Que mi vida sea agradable para mí y para tí. Aleluya, Gloria a tu nombre Señor para siempre. Amén.

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