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Así que mis tobillos no flaquean

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Día 5
ASÍ QUE MIS TOBILLOS FLAQUEAN

Salmo 18:35-36 “Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

Unos tobillos poco fortalecidos son garantía de una caída estrepitosa casi ante cualquier perturbación. Éste versículo establece claramente que unos tobillos no fortalecidos pueden hacer que todo el cuerpo caiga, necesitamos fortalecer lo débil de nuestro ser si queremos estar firmes y de pie. Dios es el único capaz de hacer que nuestras zonas más susceptibles o débiles sean fortalecidas, evitando así una caida. El salmista sabe lo importante que es estar protegido por un escudo, defendido por una diestra poderosa y prosperado, pero nada de eso es suficiente si los cimientos no son firmes para soportar las pruebas del diario vivir.

Es asombroso cuando vamos al idioma hebreo y vemos que la palabra “flaquear” también significa resbalar, temblar, perder la fuerza física o moral e incluso dudar, detengámonos en esta última, la duda puede hacer que todo tu ser sucumba ante el temor, la desesperanza y la desesperación, Dios conoce que somos débiles y hasta incrédulos por naturaleza, de allí que el verso escrito por el salmista nos alienta con lo sobrenatural y misericordioso del Señor en nuestras vidas como señal que no debemos dudar, esa certeza maravillosa hace que aun lo más débil se fortalezca con la fuerza de Él (Efesios 6:10).

Toda esa bendición tiene un origen, un nacimiento y es poner a Dios como lo primero en tu vida, ese acto de fe aleja toda duda de nuestro corazón, porque sabemos que estar en Sus manos es estar en las mejores manos que puedan existir, esas manos no sólo nos muestran la senda de la vida sino que  nos dan plenitud de gozo (Salmo 16:11).

No hay que esperar que Dios obre para creer en Él, al contrario, hay que creer en Él para que Él obre. ¿Quieres ver a Dios de primero en todas tus cosas? Entonces pon a Dios primero antes que todas las cosas. ¿Quieres que Dios elimine las dudas de tu corazón de tal manera que estés firme y tus tobillos no flaqueen? Encomienda a Él tus caminos, confía en Él y Él hará (Salmo 37:5).

Demos gloria al Eterno ésta semana de primicias, porque Él es quien fortalece nuestras vidas.

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