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Me has despejado el camino

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Día 4
ME HAS DESPEJADO EL CAMINO

Salmo 18:35-36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

En nuestra ciudad tan convulsionada hemos visto como en ciertas oportunidades alguna unidad de emergencia u orden público se hace lugar en medio del tráfico para poder circular sin dificultad, repentinamente los vehículos se colocan a lado y lado para que pueda circular ya sea la ambulancia o la patrulla, éstas al tener el camino despejado, pueden fluir de una manera eficaz a su destino.

Algo así hace la presencia del Señor en nuestras vidas, Él hace que nuestro camino se encuentre despejado, para que podamos ir en pos de nuestro objetivo que es hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas (Filipenses 3:14).

No solamente Dios despeja nuestro camino, sino que hace que nuestros pasos se afiancen y estén sólidos para que avancemos con seguridad en medio de las dificultades que nos rodean, recordemos que los caminos pueden tener curvas, subidas y bajadas por lo que aun cuando el camino se encuentre despejado debemos andar con prudencia pero no con inseguridad, porque Él afianza nuestros pasos en medio del valle de sombra de muerte.

Dios es el primero en todo y en todos, su escudo nos cubre, su diestra nos sostiene, su bondad nos hace prosperar y ahora podemos andar por un camino despejado gracias a su acción todapoderosa en nosotros, ¿cómo no hemos de darle el primer lugar en nuestras vidas? ¿cómo no darle las primicias de nuestro corazón, de nuestra familia y de nuestros bienes? Él nos ha dado infinitas bondades, alabemos su nombre.

En esta semana de primicias alabemos al Señor por su bondad para con nosotros por despejarnos el camino y más aún por hacerse a el mismo camino, verdad y vida, a fin que tengamos acceso al trono de la gracia para hallar gracia para el oportuno socorro (Juan 14:6; Hebreos 4:16).

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