Boletín 29 de octubre de 2017
¿Qué hacemos con nuestras preguntas?
Job 7:17-21“¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes? ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, y no me soltarás siquiera hasta que trague mi saliva? Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí mismo? ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no existiré”.
Con frecuencia, solemos hacerle muchas preguntas a Dios a cualquier hora del día y en casi todas nuestras situaciones de vida, ¿cuáles son las preguntas que surgen de tu corazón a Dios?
La Biblia está llena de preguntas. Siempre pensamos en la respuestas que podemos hallar en ella, pero nunca nos detenemos a pensar en las preguntas que también aparecen en este maravilloso libro; preguntas que Dios hace al hombre y preguntas que el ser humano hace a Dios, muchas veces desde corazones quebrantados por diferentes situaciones.
Vamos a estudiar qué hacemos con las preguntas. Hay cuatro contextos particulares que podemos encontrar en la Palabra: preguntas desde la crisis, desde la contienda y desde la confianza. El cuarto contexto lo veremos al final.
Preguntas desde la crisis: hubo un hombre íntegro y recto que amaba a Dios, este hombre fue Job. Un día, Satanás se presenta delante de Dios y el Señor le dice que si no ha considerado a su siervo, y entonces comienza una conversación entorno a Job entre ellos dos, en la cual el enemigo lo acusaba de tener un falso amor por Dios. Para probar que no era así, el Señor le permite tocar las posesiones, la familia e incluso la salud de Job, todo excepto su alma, y este hombre comienza a padecer un montón de duras situaciones.
Vemos en el capítulo 7 del libro de Job, que él lógicamente comenzó a hacerle interrogantes a Dios. Él en lugar de negarlo en medio de su dificultad, busca acercarse a Él, porque quiere que Dios se presente. Por mucho tiempo hubo un silencio de parte del Señor en medio de su prueba, lo único que escuchaba Job era la burla y el juicio por parte de sus amigos; sin embargo, es interesante ver lo que dice el Señor en Job 42:7“Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job”. A pesar de sus cuestionamientos, Job buscaba al Señor con honestidad en insistencia, y al final Dios le responde, solo que como nos pasa a nosotros, a veces las respuestas que nos da ¡no son las que esperamos! Por eso vemos en Job 38: 1-4 como si Dios simplemente le dijera: “Job, no entiendes todo, pero tampoco necesitas entenderlo todo. Yo soy la única respuesta adecuada”. Job no necesitaba las respuestas, él solo necesitaba un encuentro con Dios, y ese encuentro que vemos en el capítulo 38 es la respuesta.
Preguntas desde la contienda: cuando regresa a Jerusalén la primera generación luego de la cautividad, ellos reciben una promesa en Hageo 2:6-7La promesa de que Dios iba a cambiar su situación “de aquí a poco”, pero esta medida de tiempo es según los tiempos eternos y no los nuestros. ¿Cuál es nuestra actitud cuando no vemos la respuesta o el cumplimiento de lo que Dios ha prometido?
Luego en Malaquias 1:2“Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob”, vemos la pregunta que le hizo el pueblo al Señor durante la segunda generación que regresó y encontró todo en ruinas. Esta pregunta es reflejo de un corazón decepcionado y en conflicto con Dios. A veces no son las preguntas, es qué se hace con ellas. Muchas veces nuestras preguntas comienzan a construir un muro que nos separa de Dios, cuando en realidad deberían ser un puente, que nos permita pasar y acercarnos más al Señor. Las preguntas de Job y el pueblo de Israel eran similares pero la diferencia la hizo la actitud con la cual se hicieron esas preguntas.
Preguntas desde la confianza: Jeremías y Habacuc entre otros profetas, se encuentran en los últimos años antes de la destrucción de Israel. A ambos les tocó ver y vivir injusticias y desobediencias por parte del pueblo, y preguntaban al Señor como leemos en Habacuc 1:3 por qué el permite toda esa situación. Seguramente hemos preguntado también algo similar.
Habacuc no se queja de Dios, lleva a sus quejas a Él, y con esa actitud él va y dice: ok, aquí están mis preguntas, pero ellas son el puente que me llevan a Dios, y aquí me quedaré hasta que Él responda. Es un hombre que conoce a su Dios, y por tanto, decidió esperar a que la respuesta llegara. En efecto, el Señor le responde más adelante en Habacuc 2:4 “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe vivirá”. La palabra fe en hebreo también de traduce como fidelidad, y tenemos ambas ideas aquí, que nos invitan a permanecer fieles cuando lo que Dios hace parece no tener sentido.
Hay un cuarto y último contexto que es el más importante de todos, se trata de las preguntas desde la cruz. A veces pensamos que Dios no sabe cómo nos sentimos pero en Marcos 15:34“Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”dice que incluso Jesús hizo preguntas al Padre en medio de su sufrimiento. Él nos entiende cuando estamos acostados sin poder dormir, pensando en esas preguntas, y si nos planteamos esas preguntas desde la cruz debemos recordar, que no es un momento de derrota sino de victoria.
Así que no hay nadie que entienda mejor nuestras preguntas, nadie con más autoridad para decirnos en medio de la angustia, de la noche oscura, que hay esperanza y hay victoria en Jesús por medio de esa cruz.
Laura Smith
Culto dominical 22 de octubre de 2017