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Dios da segundas oportunidades

Captura NancyEn la vida cometemos errores y a menudo queremos una segunda oportunidad, muchas veces son decisiones involuntarias, cosas que nos tocan hacer, pero al reflexionar decimos ¡Metí la pata! Quiero volver el tiempo atrás y corregirlo. Lo que hicimos en esta vida, sólo pudimos hacerlo en esta vida, no tenemos otra, tienes una sola oportunidad para hacer la mayoría de las cosas de esta vida. En Juan 3, vemos cómo Dios le dio otra oportunidad a un hombre llamado Nicodemo.

Juan 3:1-8 “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”

Las manifestaciones del viento se sienten, hay fresco, las cosas se mueven, así es nacer del Espíritu, el nacer de la carne se ve, cuando estamos en el vientre estamos en agua, y nacemos, Jesús le dice a Nicodemo, que debe nacer en Espíritu, leamos cómo lo hacemos.

Juan 3:16-18 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

Dios no le quiere condenar, debes creer que Él te quiere perdonar, nos dejamos convencer de que Dios no desea darnos otra oportunidad, hay un requisito para ser perdonados, ¡creer! También es darse cuenta de que necesitamos otra oportunidad, que no somos suficientemente capaz de hacer todas las cosas bien, necesitamos ayuda del amor de Dios, casi siempre las reacciones humanas tienen que ver con nuestras experiencias del pasado, por esto nos cuesta aceptar el amor de Dios, no entendemos tanto amor incondicional una y otra vez.

El ser humano está dividido en tres partes, espíritu, alma y ser, espíritu, que es la capacidad de conectarse en el mundo sobrenatural, el mundo de la tinieblas y de la luz, por eso la gente le parece más fácil conectarse al mundo de las tinieblas, porque está acostumbrado a lo oscuro, tenemos la capacidad de tomar un lado, la luz o las tinieblas, pero dice aquí Jesús que tenemos que nacer en el Espíritu, El alma que es parte de nuestra naturaleza, el intelecto y los sentimientos son capacidades de nuestra naturaleza humana que juegan un papel importante.

Cuando entramos en la nueva naturaleza en Cristo, la perspectiva cambia y tenemos un nuevo propósito de vida, y todo se ubica con transcendencia, necesitas decidir si quieres creer de verdad, nacer de nuevo y entrar en el Reino de los cielos, pero no una decisión sencilla, sino un compromiso con el Rey de reyes y Señor de señores, dile: Dios quiero nacer de nuevo, en mi espíritu, ya nací de la carne, soy un ser humano con todos mis defectos, necesito una oportunidad, perdóname, ayúdame, quiero morir a mi vieja persona, y quiero volver a nacer en mi Espíritu con tu Espíritu, yo lo creo, yo lo recibo y lo acepto, entiendo y reconozco que si no es hoy, puede no ser nunca, y deseo que sea hoy Señor,.

Vamos a dejar de decir no puedo, es difícil, no lo voy a hacer, porque si Dios nos hizo libres, que nos impide ser más que vencedores, en Cristo somos verdaderamente libres.

Pastora Nancy Olson

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