•  
  •  

Boletín 19 de febrero de 2017

Tu encuentro a solas con Él

Salmo 27:7-11 “Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.”

Este Salmo expresa la vida muy personal de David, y como es tan personal que podemos identificarnos en cosas muy parecidas a nuestra vida, David había dicho «Jehová es mi luz, mi fortaleza, no temeré», además habla de enemigos, represalias, ejércitos que acampan, hasta de guerras y como aun así confía en Dios.

Es así como David habla de la llenura de estar en la casa de Jehová, que para el momento era subir al tabernáculo, actualmente sabemos que no es un tema de venir al templo, sino que entrar en su presencia es posible con estar en comunión a solas con Él, necesitas tu espacio con el Eterno, estar tranquilo, a solas con Dios.

Deja que Dios te hable a ti, abre tu corazón, dile quiero que me hables y permanece quieto para que puedas escuchar su voz, dice su Palabra «Busca mi rostro», cuando estamos en silencio viene esa palabra, si no tienes tiempo y quieres ese momento, búscalo, necesitas ese tiempo, sino serás siempre un conformista con su Palabra.

El clamor de David lo encontramos en el verso 7, cuando dice «Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo», pide misericordia, que significa entra en mi corazón y siente lo mismo que yo, clamaba por una respuesta ¿Alguna vez te has sentido así? Dice también «Tu rostro buscaré», es una acción continua hasta lograr alguna clase de respuesta, es una acción que requiere una espera paciente, en quietud.

A medida que avanza el Salmo entra un poco más en clamor diciendo «No escondas tu rostro de mí», nos dice que debemos buscarle pero no vemos su rostro, clama por un encuentro cara a cara, David sabe que Él es la única y verdadera ayuda que tenía, estaba aterrado, solo le han dejado, lo único que tiene es lo que Dios le ha dado, clama para no estar solo, podemos al leerle entender en qué está, hemos pasado por situaciones en las que no sabemos a quién acudir, y aprendemos que Él es la verdadera ayuda.

Muchas veces desilusionamos a los demás, no es nuestra intención pero nos sentimos mal, desamparados, sobre todo ahora con tantas dificultades, por eso clamamos a Dios pidiendo que no sea como nosotros, y llega a una conclusión importante «aunque mi padre y mi madre me dejaran con todo, Jehová me recogerá» este es un verso que podemos respaldar con lo escrito en Isaías 49:15-16 «¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.»

Dile Señor, aunque me encuentre totalmente solo, sin persona que me pueda sostener, ni padre, ni madre, tú me has dicho que mi nombre está esculpido en la palma de tu mano ¡Aleluya! No estás solo, Él Señor te sostiene. ¡Gloria al Señor! Podemos aprender a escuchar su voz eterna, rodeándonos de gente sabia  que nos guíen, con Palabra en mano el camino en que debes andar.

Pastor Samuel Olson
Culto dominical 12 de febrero de 2017

Ver vídeo