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Sólo debemos confiar

manuelJosué 10:1-11 “Cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué había tomado a Hai, y que la había asolado (como había hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban entre ellos, tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes. Por lo cual Adonisedec rey de Jerusalén envió a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo: Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel. Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon contra ella. Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros. Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes. Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti. Y Josué vino a ellos de repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal. Y Jehová los llenó de consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda. Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada.”

Este es el Dios que reestablece su iglesia, el que cuida al remanente santo. Cuando Josué consulta al Señor no le da una estrategia de guerra, no sabía que hacer exactamente a nivel de combate, el Señor sólo dijo: No tengas temor de ellos. Al buscar en el diccionario: temor, encontramos que es un tipo de adoración, cuando tememos nos prostramos ante el peligro o la amenaza, cuando estamos sumidos en el temor nuestras fuerzas nos abandonan, nos domina, creemos que el problema es muy grande incluso más que Dios, creemos que Dios no hará nada pues no somos dignos.

Pero bendito el Señor y su Palabra que nos dice en Deuteronomio 6:13 “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás.” La primera acción para lidiar una tribulación es saber quién es nuestro guardador, el temor es una falsa fe, es fe al peligro, a estar desolado, dice Proverbios 29:25 “El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado.” En la Biblia aparecen dos tipos de temores, el temor que sienten los demonios según el libro de Santiago, y el temor que siente un hijo de Dios que rinde su vida a Él, haciendo que su amor cubra y llene su vida llevándose el temor.

Es maravilloso entender que sólo tenemos que confiar en Dios, en su poder, en su gloria, es allí cuando las cosas comienzan a cambiar, nuestro socorro no es de nuestra tierra, el Señor guarda nuestras vidas, no nos dejará en vergüenza, es poderoso, la gracia de Dios está con nosotros, siempre, es nuestro guardador, nuestro socorro y nos guardará de todo mal, bendito sea el Señor.

Hno. Manuel Herradez
Culto de ministración del Espíritu Santo 6 de septiembre de 2016

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