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Prédicas escritas

Clamar a un Dios vivo

IsabelZabalaNehemías fue un hombre que sirvió en el palacio del Rey, como copero, eso quería decir que era un hombre de muchísima confianza, era el hombre que tomaba el vino antes que el rey de Persia, imaginan la responsabilidad que tenía. Este hombre había vivido en esa época y no conocía lo que su pueblo había vivido porque se formó dentro del tiempo del destierro, pero en una oportunidad estando con su hermano y otros varones éste le preguntó: ¿Qué había pasado con los judíos que habían escapado? Y también preguntó por Jerusalén, y la respuesta la leemos en Nehemías 1: 3-4 “Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.

Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. Hay 5 verbos, 5 acciones, Nehemías dice que sentó y lloró, que estuvo triste muchos días, Nehemías no fue indiferente al dolor de su pueblo, el lloró por lo que estaban pasando aquellos, a pesar de estar muy cómodo en el palacio, era empático. Ser empático es la emoción que hace que nos duela algo que le está doliendo a otro, según el diccionario se define como la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo del otro, popularmente, es ponerse en los zapatos de otro.

Contrario a la empatía está la indiferencia, ésta hace que la persona no se mueva, simplemente no le importa lo que le pasa al otro, es incapaz de sentir empatía, por lo cual se le llama apático, no le importa lo que el otro piense, como cristiana creo que la empatía más que una actividad debe ser una práctica cuando nosotros pensemos como quiere el otro que le trate cuando nos pongamos en su zapato, Venezuela y el mundo sería otra, y esta apatía e indiferencia está a la orden del día, vivimos en una sociedad egoísta, individualista que nos lleva a pensar que somos los únicos que tenemos problemas, no importa lo que esté pasando, yo me aparto y paso por un ladito, “todo está bien”, “no está pasando nada”, esta sociedad nos ha llevado a buscar nuestra propia comodidad y nos ponemos las gríngolas y pensando que mientras no nos toque, todo está bien, pero Jesús tuvo compasión, tuvo empatía, los entendió, sintió emoción y dolor por ellos también, ¿Tu puedes sentir dolor por la gente que no tiene a Cristo en su corazón? ¿Qué muere a diario sin conocer a Cristo? Que son bastante, que buscan la santería, la idolatría, el sexo, el alcohol, la droga como una respuesta de vida, nosotros estamos aquí y venimos muchas veces a pedirle al Señor, y le pedimos, y le pedimos y ¿Cuántos están dispuestos a dar?, Jesús vino a darnos el mejor ejemplo de empatía, se dio, se entregó, por ti, por mi, Él se puso en mi lugar por mi pecado, Él se puso en la cruz del calvario y además me justificó, a mí, a tí, a todos, cuando agonizando dijo Padre, perdónalos, ellos no saben lo que hacen.

Así mismo lo hizo Nehemías, en ese versículo 4 vemos que él no se quedó ahí, ayunó, y oró y dice que oró delante del Dios de los cielos, él oró a quien tenía que orar, no fue a reyes ni a hombre, y en Nehemías 1:5 “Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos”, él reconoció que Dios era Señor de señores, también reconoció que el pueblo había pecado y confesó los pecados del pueblo de Israel, diciendo yo y la casa de mi padre hemos pecado contra ti y no hemos guardado tus mandamientos, pero también clamó reclamando promesas que podemos leer en el versículo 9 al 1.

Esto es lo que tenemos que hacer, es una sociedad donde nosotros tenemos que clamarle al Dios vivo que haga esto con nosotros, recordarle las promesas, recordarle que son sus siervos, ese pueblo tú también lo redimiste y te ruego Jehová que estén atentos tus oídos a la oración de este país, nosotros no nos ponemos en el lugar de Nehemías y debemos hacerlo de una manera personal y como lo hizo Jesucristo, hemos sido llamado a interceder, es una oración de intercesión, nos acostumbramos a pedir y no orar por los demás, es hora de que cambiemos las circunstancias.

La oración de la paralítica, yo conocía una niñita paralítica que yacía en su lecho de enferma, estaba preocupada porque no podía trabajar activamente en la obra del Señor, el pastor le dijo que podía orar por aquellos que ella deseaba que fueran convertidos y que orara con fervor, hubo un gran vivamiento en el pueblo y la enfermita preguntó con ansiedad acerca de los nuevos convertidos, poco después ella murió y encontraron bajo de su almohada una lista con los nombres de 56 personas, todas las cuales se habían convertido en este tiempo de avivamiento, a lado de cada nombre había una cruz que la niña colocaba cuando le llevaban las noticias de que esa persona por la cual estaba orando, habían aceptado al Señor.

Es tiempo de que nosotros cambiemos de nuestra circunstancias, deja de quejarte y piensa que hay
personas que están peor que tu, en realidad esta niña cambió su circunstancia, dejó de clamar porque su circunstancia fue transformada para que ella trajera personas a los pies de Cristo.

Hna. Isabel de Zabala

Culto de Ministración del Espíritu Santo

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La espera paciente

 

ZoilaHebreos 6: 13-15 “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juro, por sí mismo diciendo: de cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa” Uno de los patrones de conducta aprendida es la impaciencia. Hay una diferencia entre estar impacientes por algo y vivir impacientes. Algunos le llaman la esclavitud a la inmediatez. Cualquiera de las dos puede hacer daño dependiendo de lo que no se quiera esperar. La mayoría, no sabemos ni queremos esperar. Nos gusta todo ya, todo rápido.

Los estilos de vida que llevamos no son como para estar esperando. De ahí los enlatados, los microondas, la comida rápida, no nos detenemos a pensar que tanto daño nos puede hacer. Por no esperar caemos en relaciones inadecuadas, relaciones sexuales antes del matrimonio, vienen embarazos no deseados, niños abandonados, abortos, casamientos de corta duración, con fecha de vencimiento. Jóvenes que por las presiones de la sociedad, de los amigos, familia, por no creer que Dios esté interesado en su futura pareja, se casan con la primera o el primero que se le atraviesa. Por no esperar surgen conflictos, ruinas económicas, podemos caer en corrupción, dinero fácil, porque vemos que otros ganan en un año o en menos, lo que a otros les cuesta años.

Hay choques en las calles, porque no podemos esperar el cambio de luz de roja a verde. Ponemos en riesgo nuestra vida, jóvenes que quieren tener un cuerpo espectacular en días. No quieren pasar meses entrenando porque con inyectarse esteroides puedes lograrlo en el menor tiempo; otros se someten a operaciones riesgosas, personas que quieren verse delgaditos en poco tiempo, bajar kilos que fueron acumulando durante años se hacen «bypass» o manga gástrica, algunas de estas operaciones tienen su indicación, y la impaciencia no es una de ellas. Entonces, ¿qué hace la impaciencia en nuestras vidas? Nos hace tomar decisiones apresuradas, decir cosas de las cuales nos arrepentimos, no sabemos guardar silencio, porque estamos tan apurados hasta para detenernos a pensar, y lo primero que se nos viene es lo que decimos, atropellamos a los que no van a nuestro ritmo, descalificamos a los que consideramos lentos, terminamos haciendo el trabajo de otro, la mayoría quieren hacer el trabajo de Dios, porque les da la impresión de que nuestro señor tarda en hacer las cosas.

Los impacientes se enferman, se desgastan, se frustran, se amargan, el impaciente no es enseñable, y no sabe enseñar a otros, son los que se divorcian por incompatibilidad de caracteres, no tienen paciencia para caminar en crisis, con la pareja, con los hijos; Al impaciente les encanta el profeta, porque les resume lo que Dios le quiere decir, porque realmente no tiene paciencia para esperar que Dios le hable y muchas veces no se consiguen al profeta si no al adivino evangélico, el que se la pasa repartiendo palabra a diestra y siniestra y confunden a los que no están entrenados en escuchar a Dios ni en su palabra. Muchas veces se rinden, se desaniman, se cansan. Leímos al principio que Abraham habiendo esperado con paciencia alcanzó la promesa.

Todos conocemos la historia de Abraham y Sara. En Génesis 18, Dios visita a Abraham y a Sara y les da la promesa. Ambos, de edad avanzada y ninguno en condiciones físicas para tener un hijo. Era tan real la condición, que la promesa parecía un chiste, porque Sara se rió. Sara en el capítulo 16 (Saraí) dijo: Jehová me ha hecho estéril, y le entrega a su criada (Agar) a Abraham para que tenga un hijo de ella. Después la situación le salió mal pues Agar comenzó a mirar con desprecio a Sara, y la pobre criada tuvo que huir del lugar con su hijo. Tenía Abraham 86 años y en el capítulo 17, luego a los 99 años, Dios hace pacto con Abraham, el cambia el nombre, le da la promesa y Abraham le pregunta: ¿a un hombre de 100 años, y a una mujer de 90 puede nacerle hijo?. Dios le contesta. Ciertamente Sara te dará un hijo. Pablo dice en Romanos 4. “No se debilitó en la fe, al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto, siendo casi de 100 años o la esterilidad de la matriz de Sara”.

Y dice que esperó con paciencia, es decir, con tranquilidad, no se angustió, no buscó otras maneras de cómo resolver. Muchas veces no recibimos porque no sabemos esperar, esperar con paciencia. Los psicólogos dicen que detrás de la impaciencia hay temor de que no se logrará o conseguirá lo que necesita. Esperar con paciencia, es tener calma, esperar es la facultad de saberse contenerse de no proceder ligeramente, esperar es aguardar sin molestia, con confianza. A veces en las crisis o pruebas que tenemos, esperamos que Dios haga un «bypass» espiritual, corte de una vez con lo que me oprime. Y si no, huyo o lo hago a mi manera. El Señor en un instante puede sanar, transformarnos, pero a Él le gustan estos tratos porque es mucho lo aprendemos.

A veces le endosamos la culpa de todo al enemigo. Si todo fuera el diablo, le aseguro que no tendríamos problemas, porque el diablo sale en el nombre de Jesús, las otras cosas salen con su disposición a dejar que el Espíritu Santo opere en usted. Por eso muchos andan con máscaras, viven más esclavizados que cuando no tenían al Señor. No están dispuestos a esperar los cambios. La espera es un elemento de la fe, Hebreos 11:1 dice “es pues la fe la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”. En la espera, aprendemos disciplina, aprendemos de nosotros, a conocer nuestras debilidades. Aprendemos de Dios, a conocerle, reconocer su voz por mucho ruido que haya en las tormentas que estemos pasando. Aprendo a deleitarme en Él, a buscarle no como los niños, que muchas veces al llegar a casa se nos tiran encima y lo primero que dicen es: ¿qué me trajiste? En la espera aprendemos a buscar su rostro y no su mano. En la espera, aprendemos más a ser pacientes, la paciencia es fruto del Espíritu. Somos fortalecidos en la espera. El Salmo 40:1 dice “pacientemente espere a Jehová (no dice cuanto tiempo) y se inclinó a mí y oyó mi clamor, y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre peña». Si espero pacientemente, Él se inclina, me oye, me saca del lodo, me pone sobre peña, endereza mis pasos, pone en mi boca cántico nuevo, hará que otros confíen (verán esto muchos, temerán y confiarán). Esperar en el no significa echarse en una butaca, es seguir adelante, con ánimo, haciendo lo que me toca hacer, dando gracias por lo que ahora tengo y por lo que estoy por recibir.

En la espera no intento sobornar a Dios, muchos siembran, no como acto de adoración si no como una especie de negociación, yo te doy y tú me respondes. En mis prédicas hablo mucho de una sobrina quien sufrió cáncer, un tumor en su cabeza, le costó la vista y otras funciones hormonales. Ella dice que espera en que Él la sane, pero mientras aprende el método braille, está estudiando en la universidad derecho y saca mejores notas que los que no están con limitaciones, hace tortas y bisutería para ayudar a sostenerse, va a cuanta campaña para ver si el Señor la sana. Si no, lo seguiré amando igual. Como dijo Job 13:15 “Aunque el me matare en Él esperaré”.

Zoila Delgado

Culto Dominical 11:00 a.m.

30 de Marzo de 2014

 

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Cara a Cara

El rey David nos expresa en el Salmos 27:7-9 “Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme.  Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.”

 

Inmediatamente relacionamos este clamor con la oración, y en realidad el contexto de sus palabras nos revelan dos cosas muy diferentes; una es que algo había pasado entre la relación de David con Dios, que hizo que el Señor virara su rostro y apartara su siervo con ira. Dios siempre establece una relación directa, cara a cara, no es un Dios de medias tintas, es un Dios que gusta de conversar y mirar a los ojos. Es en el rostro donde damos a conocer la emocionalidad, el sentimiento, el ánimo, el tono, la intensión y el propósito de nuestras palabras. Así lo vemos en Éxodo 33:11 “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.” Cada vez que Moisés salía al encuentro con Dios dentro del tabernáculo, cada familia debía pararse a la puerta de su tienda y estar allí en pie, hasta que la conversación culminaba, una vez que Moisés entraba en el tabernáculo, la nube de Dios se posaba en la puerta de entrada impidiendo tanto que otra persona pudiese entrar e impedir que Moisés saliese. Dios habla siempre cara a cara.

 

Pero hay cosas que hacemos como individuos, como familia, como sociedad y como nación que contristan es Espíritu Divino y Él voltea su rostro, pues Dios no puede ver pecado. Por ello, es necesario buscar su rostro. Nuestra autosuficiencia es un elemento que nos aleja de la dependencia absoluta de Dios. Nuestra  indiferencia nos hunde en el pozo de la indolencia e insensibilidad, asumiendo el pecado como lo inevitable y acostumbrarnos al mismo, como lo normal. Es necesario humillarse, poner a un lado la apariencia, quitarnos las máscaras, despojarnos de nuestra experiencia, romper nuestros proyectos humanos y lanzarnos a los brazos del Padre. Ante el deterioro de nuestra nación ante los principales valores y su ruptura, es necesario llorar con amargura por nuestro pecado. Hemos roto cada uno de los principios divinos progresivamente y metódicamente como individuos, como familias, como sociedad y como nación, hemos pisado cada uno de los principios establecidos por él. Irrespetamos a Dios, no amamos la verdad, no valoramos la vida, despreciamos a la persona, no nos interesa la reputación, despreciamos a la pareja y a la familia, no valoramos nuestro trabajo, ni siquiera le damos valor al descanso, despreciamos lo propio, lo nuestro, y nos metemos con lo ajeno, mientras nuestra nación se deteriora moral, espiritual, política y familiarmente nosotros parecemos dormidos en el lecho de la desesperanza, hemos de despertar en medio de la humillación de nuestra propia vanidad, no sólo la oración nos conecta con el trono de la gracia para despertar del letargo y de la inacción. Hemos de buscar con tristeza de corazón el rostro de Dios. No es un problema de oposición u oficialismo, es un problema moral ante Dios, por ello es necesario buscar el rostro de Dios, procurar hablar con Él cara a cara.

 

¿Qué es buscar su rostro?  ¿No es lo mismo que orar? No, no es lo mismo. Usted y yo podemos orar sin buscar el rostro de Dios.  Buscar el rostro de Dios es un grado más de profundidad en la comunión con el Padre. Uno puede orar sin buscar su rostro. Así como usted puede hablar con alguien sin mirar su rostro. Para poder mirar el rostro de alguien uno tiene que sentirse libre de culpa. David lo indica:  “Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.” Mirar el rostro es estar dispuesto a ser confrontado. Y es ahí donde muchas veces huimos fácilmente escondiéndonos aún en la misma oración para no ser confrontados por el Dios Eterno. No puede prevalecer el rostro humano ante el rostro divino. Uno tiene que rendirse. Como Isaías lo hizo, Isaías ante su rostro notó su impureza: Isaías 6:5 “Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

 

Abraham escondió su rostro muriendo así a sus planes y su identidad cambió, Génesis 17:1-6: 1Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.”  Jacob fue marcado por el rostro de Dios en Peniel, Génesis 32:30 “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” Moisés ocultó su rostro para morir a su vida sin propósito, Éxodo 3:6: “Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.” Gedeón exclamó un grito de muerte al verse ante el rostro del Señor, Jueces 6:22: “Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara.” Elías no pudo mantener su rostro mientras huía, cubrió su rostro con su mano, y salió para hablar con Dios, 1 Reyes 19:13: “Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” Los doce: Mateo 17:5-6: “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.” Pedro ocultó su rostro ante Jesús. Sintió la confrontación del Maestro, Lucas 5:8: “Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.”

Pedro sabía lo que es no ver el rostro de su Señor, él le había prometido al Señor que no le negaría, y no pudo cumplirlo,  le negó tres veces aun blasfemando, maldiciendo.  Que triste en esa noche mirar los ojos de su amigo, de su maestro después de haberle negado. Corrió y lloró con amargura de corazón, se arrepintió con dolor, no fue remordimiento.

Días después le toco caminar por una playa al lado de su maestro resucitado, su corazón palpitaba porque sabía que en cualquier momento su maestro haría referencia a ese hecho, fue cuando el maestro le preguntó ¿Pedro me amas? Tres veces le dijo lo mismo, tres veces para sanar el dolor con amargura de corazón. Si buscamos su rostro con tristeza por nuestro pecado, otro gallo cantará en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra sociedad y en nuestra nación. Pues ante su rostro se derrite la arrogancia, el orgullo, la vanidad, la indiferencia, la insensibilidad y el orgullo religioso. Su rostro nos hace ver el deterioro que nos rodea ante el cual hemos dado la espalda a la realidad de nuestro pueblo y asimismo le damos la espalda a Dios al ser ausentes sin dar respuesta de ningún tipo. Sólo ante su rostro, se caen las cadenas de la autosuficiencia, de la apatía, del adulterio físico, emocional y espiritual, de la amargura, de la sombra de la absoluta oscuridad de las tinieblas.

 

José Gregorio Ferreira

Culto Dominical 9:00 a.m.

30 de Marzo de 2014

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Agua de vida

SantiagoEn el Evangelio de San Juan, capítulo 4, encontramos la narración del encuentro de Jesús y la samaritana, el cual se desarrolla en medio de un clima de oposición a Cristo, por parte de los fariseos que estaban molestos por la popularidad de Jesús y el contenido de su mensaje, el cual contradecía muchas de las enseñanzas de ellos. Como Jesús recién iniciaba su ministerio, no quiso enfrentarlos abiertamente, sino que abandonó Jerusalén y se dirigió al norte de  Galilea. Samaria, la capital, había caído en manos de los asirios, quienes deportaron a muchos judíos y llevaron extranjeros para que se establecieran allí y contribuyeran a mantener la paz. Del matrimonio de éstos con los judíos, surgió una raza mixta, los samaritanos, considerada impura por los judíos puros que habitaban Judá, y quienes evitaban pasar por Samaria cuando iban de viaje, optando por una ruta más larga, de hasta 14 horas de viaje, cuando el trayecto más directo se podía hacer en unas 5 horas.
Jesús no tenía motivos para vivir con esas restricciones culturales, religiosas y tomó el camino de Samaria llegando a Sicar. «Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. (…) La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.»  La samaritana no entendía lo que Él le decía, a lo cual Jesús le señalo: «Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed, más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna». (Juan: 4: 6-10,13,14).
Jesús acudió a Samaria para cumplir toda buena obra, para que el cautivo fuera libre, el corazón quebrantado sanara y hubiera buenas nuevas de salvación. Tenía que cumplir el propósito de Dios; fue al lugar indicado porque allí establecía su poder la discriminación, la soledad, la humillación, el razonamiento que se convierte en mecanismos de defensa y que impide que las vidas sean bendecidas. La samaritana tenía prejuicios de vinculación, necesidades profundas, existenciales, tenía dolor en su corazón, conceptos religiosos confusos y una vida espiritual indebida; pero también tenía una enorme necesidad de un encuentro con Dios. Necesidad de afecto, de aceptación, de seguridad, de amor. 
Ese encuentro extraordinario, hermoso, que cambio por completo la vida de la samaritana lo puede tener Ud. hoy; y en adelante, su manera de ser, de sentir, de actuar, ya no será consecuencia de su querer y hacer, sino que irá de la mano de Dios, bajo su presencia y su dirección. Es necesario, entonces, que en medio de este escenario convulsionado en el que estamos, en un mundo extraño, en un lugar de anarquía como era Sicar en aquel tiempo, lleno de amargura, enfrentado a la religiosidad depredadora del alma que va socavando su vida y espíritu, busque el Agua Viva que le ofrece Nuestro Señor; y así como la samaritana a quien Jesús le dijo que podía beber del Agua de Vida, EL te dice a ti que eres único, especial, que te ama con ese amor que borra el pecado y nos llena de fuerza, de gracia, de virtud. EL tiene el poder de cambiar tu vida y darte de beber agua en abundancia. Díle al Señor, hoy, que quieres beber de esa Agua Viva, agua de salud, de sanidad, de orientación en su vida. No importa los problemas que estés experimentando, ni la situación difícil por la que atraviesas, ni las decisiones que te han apartado de tu familia y de una vida sana; Jesús te recuerda que El ha venido para que tengas Vida Eterna y Vida en Abundancia.
Hoy, abre tu corazón a Jesús, escribe ese compromiso que no has tomado y que tantas veces has postergado, y entrégale tu corazón, tu vida a Cristo Jesús. EL te dice que arrancará las raíces amargas de tu vida, para que vivas sin odio, sin rabia, sin miedo y bajo la presencia de Dios. Abre tu corazón e invítalo a ser El Salvador de tu Vida.
Pastor Santiago Montero

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Dios tiene compasión de ti

Hebreos 4:15-16 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Tenemos un Dios que no está ajeno a nuestras debilidades, que no está ajeno al sufrimiento humano, Él se compadece de nuestras debilidades, quizás tu tienes una enfermedad, un problema, cualquiera sea tu debilidad Dios se compadece de ti.

Repasemos el significado de: compasión, una interpretación es “sufrir juntos”, en su momento de lágrimas, de tristeza usted no sufre solo, Él esta allí sufriendo con usted, la compasión se manifiesta cuando ve al amado sufriendo, y tenemos alguien que nos ama, nos ama tanto que nos dice ¡tranquilo!, “yo siento lo que tu sientes” y entiende nuestro estado, el Señor tiene la palabra para ti, la que será un bálsamo para tu alma; Esa compasión significa también que hay un deseo de aliviar el sufrimiento, el quiere aliviar tu sufrimiento. Hay varios episodios en los que vemos que Jesús tuvo compasión, cuando la viuda de Naín perdió a su hijo dice que Jesús tuvo misericordia al verla llorando y sin ella pedirlo, el tocó el féretro y resucitó a su hijo, muchas veces en ese silencio el Señor aunque usted no esté diciendo nada Él ve su alma y toca su vida.

Los dos ciegos que iban corriendo por el camino diciendo “Jesús ten misericordia” y el Señor tuvo misericordia de ellos, tuvo compasión y los sanó, tuvo compasión de la multitud y les enseñó la palabra, en otro momento los alimentó, y Él tiene misericordia de usted, ¿Cuál es tu situación para que Dios te bendiga? Porque aquí esta hablando de una misericordia que más adelante es expresada en una acción poderosa del Señor, si usted esta enfermo, o necesitado el Señor tiene compasi, uno que se compadece de tu necesidad y la conoce, menta la gracia. e compasi por el camino diciendo Señor ten misericordia lo ón en esta hora de usted

Termino diciéndote que, como el padre se compadece sus hijos así se compadece Jehová de los que le temen, porque Él conoce nuestra situación, se acuerda que somos polvo, acércate pues confiadamente al trono del Señor y experimenta la gracia. Dios conoce tu situación, estamos delante de un Dios Todopoderoso, uno que se compadece de tu necesidad y la conoce, quien te conoce, y allí donde usted está el Señor le dice: ¡Yo tengo compasión de ti, tengo misericordia de ti!.

En Isaías 54 dice: “Pero con misericordia eterna, tendré compasión de ti, dice Jehová tu redentor”, toma un  momento para entregarle al Señor tu carga, para entregarle al Señor tu problema, tu situación, tal vez estabas buscando algo explosivo, fogoso, pero te estás encontrando con la compasión del Señor, esa compasión que lo mueve a actuar y a sanarte, sanar tus heridas y yo te invito a que vengas al trono, sólo allí puedes tener misericordia, no hay otro lugar, es delante del Señor que hallarás gracia y el Señor extiende su mano y te dice ¡Sé sano! ¡Recibe la respuesta en mi nombre! En el nombre de Jesús quien tiene compasión de ti, ¡Adórale!

 Santos Fuentes

Culto de Ministración del Espíritu Santo

25 de Marzo de 2014

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¿A Quién Iremos? Tú tienes palabra de vida eterna

Hablando Jesús dijo: Juan 6:63 “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

Jesús es la respuesta de Dios para la humanidad. Dios envió a su hijo a dar respuesta a cada situación de la vida, fuera de Jesús no hay vida, solo hay desolación y muerte. Jesucristo dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre sino por mí” dice Juan 14:6. Frente a la tumba de un muerto de 4 dias, Jesús dijo: Lázaro sal fuera y pasó porque es que Jesús tiene la palabra que da vida. Ante una mujer pecadora que iban a apedrear, pues la encontraron en el mismo acto pecaminoso, Jesús le dijo: “Mujer, ¿dónde están los que te condenan? Yo tampoco te condeno, vete y no peques más”. Porque Jesús tiene la palabra de perdón y de paz.

En Lucas 7:7. Un centurión que tenía a su siervo muy enfermo, le dijo a Jesús: Di la palabra y mi siervo sanará. Es que Jesús tiene la palabra que sana. Si estas enfermo confia en que el tiene la palabra para ti en este momento. Jesús dijo en Mateo 11:28 “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar”. Es que Jesús tiene la palabra que da consuelo y descanso. También dice en Mateo 7:37 que el Maestro dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. ¿Tienes sed? Porque aquí hay alguien que te quiere dar agua, ¡Aleluya! Jesucristo dijo en Juan 10:10 “Yo he venido para que tengan vida, y para que  la tengan en abundancia” ¡No se conforme con menos! Jesús es el regalo de Dios para ti, no se cual es tu circunstancia, Él si la sabe, a mi me importa tu circunstancia pero a Dios le importa mucho más, cuando usted viene con cualquiera sea su circunstancia, quiero que sepa, que ya Dios estaba preparandose a través del Espíritu Santo para darle salud, satisfacción, paz, descanso, quietud, sosiego, consuelo salvación y vida abundante.

El Salmo 121 dice: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra.¿A quién iremos?. Tú tienes Palabras de Vida eterna”.

Levante sus manos y en ese levantar ponga su necesidad, su enfermedad, su problema insolubre y cierre sus ojos, Señor di la palabra sobre la vida de esta persona, tu tienes palabra de vida eterna, Espíritu Santo toma ahora esas manos representadas en estas vidas y ministra conforme a la necesidad y glorificate en cada vida, Tú eres suficiente, a ti Señor nada te impide, manifiestate, los problemas, cargas, angustias, enfermedades, las deudas, la tristeza, el llanto, el dolor, prueba, pecado, hambre, sed, dí la palabra y sana Señor en el nombre de Jesús.

Mauro Morales

Culto de Ministración del Espíritu Santo

18 de Marzo de 2014

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Ante la frustración e impotencia

Ante la actual situación que enfrentamos y los hechos que acontecen, aún más, ante cualquier crisis,  no podemos dar como respuesta el silencio, o asomar la idea de que nada está pasando, o nada de ellos nos afecta como cristianos, como discípulos de Cristo. Toda esta situación nos afecta y toca como nación, como sociedad, como familia, como individuos y como iglesia. Y ante ello debemos dar respuestas.

Nuestras respuestas y acciones no pueden ser iguales a las de “otros”, pues se supone que quien sigue a Cristo es diferente. Ello no quiere decir que no podamos a su vez sentirnos frustrados e impotentes, frente a las situaciones y a la crisis, inclusive dentro de todo aquello que inunda nuestro pensamiento en tales circunstancias, llegamos a acariciar la idea de que Dios como que no está haciendo nada. Todo es muy frustrante y causal de impotencia.

La frustración es el malestar que resulta de no ver realizado aquello que se esperaba; es el derrumbe de la fe y la impotencia, el profundo e inconsolable dolor emocional que resulta de no poder remediar una situación  o circunstancia desagradable. Ambos sentimientos son mucho más que la falta de poder para hacer algo o la debilidad que lo sume a uno en la inacción. Frustración e impotencia es sentir que nada podría librarnos de la dificultad, una completa desolación que resulta no solo de la improbabilidad de conseguir un efecto deseado o de evitarlo por medio humano, o sea no hagas nada porque nada puedes hacer. ¿Qué hacer con todo esto?

Ante tales sentimientos y circunstancias, acudimos a la voz de Dios, a su Palabra, a su Espíritu para que nos indique el camino. Y el Señor nos dice a través de la boca del apóstol Pablo en 2 de Corintios 4:7-10, que hay dos caminos para sobrellevar todo esto, su palabra nos indica que quien tiene a Jesucristo como centro de su vida no puede darse el lujo de angustiarse ante las tribulaciones, no se desespera ante los apuros, no se siente desamparado ante la crisis, no se siente destruido aunque le hayan derribado, porque he aquí que él ha colocado en nosotros que somos de barro frágil, frustrante e impotente, el tesoro más excelente de su poder, para llevar por todas partes consolación, ánimo, empuje y palabra de vida al desalentado. Si Cristo está en la barca de tu vida, no importa si sientes que él está dormido, lo importante es que esté en tu barca y que creas lo que Él te dijo en el inicio de tu viaje: “Pasa al otro lado”.

Quien está fundamentado en la roca que es Cristo, no puede evitar sentirse frustrado e impotente ante las situaciones, no puede evitar que sobre si descienda lluvia, vengan ríos y soplen vientos de adversidad, porque aunque seamos estremecidos por breve momento por ello, no sufrirá ruina, no caerá, pues él es quien te mantiene, tus armas son diferentes, tu clamor Él escucha, no te rindas de estar ante su presencia, intercede, ora, ora, no dejes de orar, no te angusties porque Él escucha, no te desesperes porque tu tienes esperanza, no te sientas desamparado, porque Él siempre responde y no te sientas destruido, porque en medio de tus circunstancias, Él está contigo ¿Quién contra ti?.

José Gregorio Ferreira

Culto Dominical 16 de Marzo de 2014

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Confiemos en el Señor

Esta porción va referida cuando el rey de Asiria se enfrentaba al pueblo de Israel para declararles la guerra, saqueándoles y adueñándose de sus tierras y posesiones, donde se encontraban preocupados y angustiados porque iban a ser atacados.

Podemos decir que en esta noche también nos sentimos preocupados y aterrados por las invasiones espirituales que han sido enviadas para trastornarnos y desviarnos de la perspectiva de quien hemos creído.

Puede ser que usted se encuentre invadido por el dolor, la división, el luto, los miedos, temores de lo que irá a suceder a nuestra nación, o por su condición propiamente, de enfermededad y sufrimiento.

Vengamos a la palabra, desde verso 15 “Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios y he aquí el ejército de Siria, tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo a Eliseo ¡ah Señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo no tengas miedo, porque mas son los que están con nosotros que los están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo te ruego, Oh Jehová que abras sus ojos para que vea.

Entonces Jehová abrió los ojos del criado y miró y he aquí el monte estaba lleno de gente a acaballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y Luego que los Sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová y dijo te ruego que hieras con ceguera a esta gente”.

Y sucedió que no lograron invadir y saquear las tierras y posesiones del pueblo de Israel, porque Dios guarda a su pueblo y nunca nos dejará solos y desamparados, y así como sucedió en aquellos tiempos con el pueblo de Israel, así lo hace con nosotros, podemos ver que Dios siempre va a pelear las batallas que usted y yo estamos enfrentando. Vemos a un Eliseo que fue astuto al buscar el rostro de Dios y desviar el objetivo que los enemigos habían trazado.

Hoy nos encontramos viviendo una situación país, para nadie es un secreto lo que hoy vive Venezuela, y el pueblo de Dios no puede estar a espalda de una realidad. La pregunta es ¿Dónde o en quién ponemos nuestra confianza? ¿En lo que vemos? ¿En lo que escuchamos? ¿En los miedos, temores, inseguridades, escasez? ¿En mi necesidad?

Si Eliseo le mostró a un pueblo que Dios pelea las batallas por ellos, también lo está haciendo en ese lugar donde usted esté, también por mí y en nuestra nación.

Les invito a leer junto conmigo en 2 Crónicas 32: 7-8 “Esforzaos y animaos, no tengan miedo del rey de Siria, ni de toda la multitud que con él viene, porque mas hay con nosotros que con él. Con él esta el brazo de carne, más con nosotros esta Jehová nuestro Dios, para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras del rey Ezequias rey de Judá”

Vamos a orar, no estamos sólos, Dios obra en medio de tu situación sólo cree y confía y mira con ojos espirituales lo que Dios estará mostrando a tu corazón porque le crees.

Lilian Apildaín 

Culto de Ministración del Espíritu Santo

11 de marzo de 2014

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Miedo y Fe

Hermanos en medio de tantos gritos a muchos se les hace difícil escuchar la voz del maestro llamándole, ese Maestro que nos dijo “mis ovejas oyen mi voz y me siguen”, lo que ocurre es que las situaciones externas o hasta el acontecer diario intentan desviar nuestra atención de la voz del Maestro, escuchamos más al león que ruge que al Pastor que nos llama a su redil. En muchas ocasiones la razón por la cual dejamos de poner nuestros ojos en Dios es por las distracciones del camino, entre ellas el miedo; el miedo puede basarse en eventos pasados, presentes e incluso futuros, de hecho se puede temer a objetos inanimados o hasta  quizás inofensivos, el miedo puede estar o no justificado, pero  el poder no está en el miedo en sí mismo, el poder que tiene el miedo sobre nosotros es aquel que nosotros mismos le damos, es allí cuando nos inmoviliza y nos atrapa cayendo sumisos ante él.

Quizás muchos estemos llenando nuestro corazón del miedo como emoción primaria y eso en lugar de impulsarnos hacia Dios, nos hace alejarnos de Él, recordemos que “separados de Dios nada podemos hacer”, recapitulemos ¿quién desea que nos apartemos de nuestra fe en Dios? Sabemos muy bien que es el enemigo de las almas, cuya única intención es paralizarnos, aprovecharse de nuestra naturaleza humana y llena de defectos para tomar ventaja  y dominarnos; pero la bondad y el sacrificio de Cristo en el calvario nos libra y va más allá de nuestras imperfecciones o de nuestros defectos, DIOS ES FIEL siempre lo ha sido y siempre lo será! No importa lo que sintamos no debemos centrarnos en sentimientos, debemos reconocer como hombres y mujeres de Dios que “por fe andamos y no por vista”, es tiempo de dejar de ver a nuestro alrededor y lamentarnos por lo que nos acontece, es tiempo de impulsarnos hacia adelante “a la meta de supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, no podemos ser como los demás que viven como si no tuvieran esperanza, nosotros tenemos no solamente esperanza sino que como dice la palabra “Cristo en vosotros esperanza de Gloria”.

Dejemos pues de declarar miedo, incertidumbre o desesperanza, no hablemos como si no conociéramos a Dios, hablemos como aquellos que conocen que El Señor es su pastor, creamos  que “nada nos faltará” somos embajadores del Reino de Los Cielos en la tierra comportémonos como tales! la gente común habla de hambre, inflación y mil cosas,mas permítanme decirles que el cristiano al escuchar esto debe proclamar cada vez más y más “Yo sé que mi redentor vive” y El me prometió que su presencia iría conmigo y no solamente eso sino que me daría descanso, las preocupaciones y angustias pueden ser muchas pero nunca ,nunca existirá alguna situación que pueda ser superior al amor de Dios para con nosotros.

Hermanos actuemos conforme al llamamiento de Dios en nuestras vidas, debemos creerle a Él y tener fe, ¿qué es la fe?  La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve, confiar en Dios es estar totalmente seguro que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver.

El perfecto amor echa fuera todo temor, les animo y me animo a tener fe, a creer la palabra cuando dice “ el Señor tu Dios, el Dios grande y temible, está contigo.” Deuteronomio 7:17 Si eso es lo que dice tu Dios, tu Señor  entonces quien ha de tener miedo es el miedo mismo! No estás desamparado antes bien el Señor está contigo.

José Luis Woodberry

Culto Dominical 9 de marzo de 2014

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Dios no se ha olvidado de Venezuela

Nuestra nación está viviendo momentos de mucha tensión. Momentos de confusión, donde vemos mucho, leemos mucho, escuchamos mucho y no sabemos nada. Y ante lo vivido, oído o leído, vemos como el enemigo, por ahora, ha logrado sembrar odio, división, muerte, indiferencia, ceguera y sordera, y casi que lo vemos ondear la bandera de la victoria sobre nuestro país. Muchos me han dicho: «pareciera que Dios quitó los ojos de Venezuela».
Pero ha sido al revés, somos nosotros los que hemos quitado los ojos de Dios, incluyendo su iglesia. Hemos tenido en poco su palabra, hemos desobedecido porque al parecer las ofertas del mundo son más atractivas que sus promesas y el camino que ofrece para salvación. Tenemos a Jesucristo no como la única respuesta si no como un comodín “Echaremos mano de Él, en el caso de que mi plan A no resulte”.
Es necesario que al alzar nuestros ojos a los montes, entendamos que nuestro Socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Lamentablemente hemos dado credibilidad y poder a cada mensaje, pin, cadena, correo, a los profetas y adivinos, reacciona
ndo igual que aquel que 
no tiene a Cristo. Le hemos dado poder a lo que nuestros ojos ven, a las situaciones que nos rodean, nos hemos dejado envolver en los rumores, mensajes que ni siquiera sabemos su origen o su fuente, quitando la mirada del Eterno, de Aquel que no vemos pero permanece para siempre.Para los que creemos que la Biblia es la palabra de Dios, el apóstol Pablo dice en su carta a los Romanos (cap. 5 vs 1) que tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor JESUCRISTO. Es imposible tener paz con Dios si primero no pasa por la cruz. Pasar por la cruz significa que reconozco que su sacrificio fue suficiente y decido arrepentirme, seguirle y aferrarme a su palabra. 
Es tiempo de que el pueblo de Dios le crea a su creador, a su Salvador. Que tomemos nuestras armas, no las carnales si no las que son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Es tiempo de dejar en el altar nuestros temores pues le hemos tenido miedo a un enemigo que fue vencido en la cruz.
Es tiempo de dejar a un lado nuestra posición, tendencia, o argumentos que nos separan de mi familia, amigo, vecino y hermano en Cristo, pues una iglesia dividida no permanecerá.
Es tiempo de honrar al que nos tomó por soldados, ser pacificadores, mediadores y comunicadores responsables de las buenas nuevas. Que la verdad que comuniquemos sea congruente con lo que vivimos.

Decidamos seguir a Cristo, decidamos oír su voz, decidamos dejarnos dirigir por su Espíritu, Él nos guiará a toda verdad, nos enseñará a orar y a confiar en Aquel cuya misericordia es para siempre.

Zoila Delgado
Culto Dominical 2 de Marzo de 2014

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