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Archive For: Primicias 2017

Primicias

06

Día 6
PRIMICIAS

Salmo 18:35-36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

El último capítulo del libro de Eclesiastés da uno de los resúmenes más maravillosos de la biblia “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12¨13), cuando vemos éste versículo inmediatamente nos ubicamos en los mandamientos de la ley de Moisés, citemos aquel que se encuentra en Deuteronomio 6:5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”

El Señor establece lo que debemos darle a Él, primeramente nuestro corazón, es decir el lugar donde están nuestros afectos y apegos, no puedes tener dos señores, el lugar de preponderancia en tu corazón es El Señor por eso debes entregárselo a Él, luego el alma (con todo tu ser) ha de pertenecer a Dios, ya no vives tu sino que vive Cristo en ti (Gálatas 2:20) y en tercer lugar con todas tus fuerzas, dando a entender que no exista nada en ti que no sea entregado al Rey de Reyes, de eso se tratan las primicias, de entregar lo mejor a Dios y no hay nada mejor que dar nuestra vida a Él, cuando así lo hacemos Su escudo nos cubrirá, Su diestra nos sostendrá, Su bondad nos prosperará, nos despejará el camino y nos fortalecerá a fin que no tropecemos y caigamos.

Hemos finalizado la semana de primicias, conscientes que aquel que comenzó la buena obra la terminará (Filipenses 1:6), hemos hecho un pacto con Dios para entregar lo mejor de nosotros a Él, para que Él sea todo en todo (Efesios 1:23), ahora nos queda orar para que cada día Su presencia sea más y más manifiesta en nosotros, llegando a ser tan parecidos al Maestro que la gente a nuestro alrededor nos confunda con Cristo, ese es el fin  de ser los creyentes, llegar a convertirse en imagen del Dios Altísimo, ser aquellos quienes viven para adorarle a Él (Efesios 1:6), haciéndole el centro de todo lo que existe.

Nuestras primicias han de ser nuestra vida misma, oremos para que día a día podamos honrarle entregándonos del todo a Él. Que Dios nos bendiga y culminé su obra en nuestras vidas (1 Crónicas 28:20).

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Así que mis tobillos no flaquean

05

Día 5
ASÍ QUE MIS TOBILLOS FLAQUEAN

Salmo 18:35-36 “Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

Unos tobillos poco fortalecidos son garantía de una caída estrepitosa casi ante cualquier perturbación. Éste versículo establece claramente que unos tobillos no fortalecidos pueden hacer que todo el cuerpo caiga, necesitamos fortalecer lo débil de nuestro ser si queremos estar firmes y de pie. Dios es el único capaz de hacer que nuestras zonas más susceptibles o débiles sean fortalecidas, evitando así una caida. El salmista sabe lo importante que es estar protegido por un escudo, defendido por una diestra poderosa y prosperado, pero nada de eso es suficiente si los cimientos no son firmes para soportar las pruebas del diario vivir.

Es asombroso cuando vamos al idioma hebreo y vemos que la palabra “flaquear” también significa resbalar, temblar, perder la fuerza física o moral e incluso dudar, detengámonos en esta última, la duda puede hacer que todo tu ser sucumba ante el temor, la desesperanza y la desesperación, Dios conoce que somos débiles y hasta incrédulos por naturaleza, de allí que el verso escrito por el salmista nos alienta con lo sobrenatural y misericordioso del Señor en nuestras vidas como señal que no debemos dudar, esa certeza maravillosa hace que aun lo más débil se fortalezca con la fuerza de Él (Efesios 6:10).

Toda esa bendición tiene un origen, un nacimiento y es poner a Dios como lo primero en tu vida, ese acto de fe aleja toda duda de nuestro corazón, porque sabemos que estar en Sus manos es estar en las mejores manos que puedan existir, esas manos no sólo nos muestran la senda de la vida sino que  nos dan plenitud de gozo (Salmo 16:11).

No hay que esperar que Dios obre para creer en Él, al contrario, hay que creer en Él para que Él obre. ¿Quieres ver a Dios de primero en todas tus cosas? Entonces pon a Dios primero antes que todas las cosas. ¿Quieres que Dios elimine las dudas de tu corazón de tal manera que estés firme y tus tobillos no flaqueen? Encomienda a Él tus caminos, confía en Él y Él hará (Salmo 37:5).

Demos gloria al Eterno ésta semana de primicias, porque Él es quien fortalece nuestras vidas.

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Me has despejado el camino

04

Día 4
ME HAS DESPEJADO EL CAMINO

Salmo 18:35-36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

En nuestra ciudad tan convulsionada hemos visto como en ciertas oportunidades alguna unidad de emergencia u orden público se hace lugar en medio del tráfico para poder circular sin dificultad, repentinamente los vehículos se colocan a lado y lado para que pueda circular ya sea la ambulancia o la patrulla, éstas al tener el camino despejado, pueden fluir de una manera eficaz a su destino.

Algo así hace la presencia del Señor en nuestras vidas, Él hace que nuestro camino se encuentre despejado, para que podamos ir en pos de nuestro objetivo que es hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas (Filipenses 3:14).

No solamente Dios despeja nuestro camino, sino que hace que nuestros pasos se afiancen y estén sólidos para que avancemos con seguridad en medio de las dificultades que nos rodean, recordemos que los caminos pueden tener curvas, subidas y bajadas por lo que aun cuando el camino se encuentre despejado debemos andar con prudencia pero no con inseguridad, porque Él afianza nuestros pasos en medio del valle de sombra de muerte.

Dios es el primero en todo y en todos, su escudo nos cubre, su diestra nos sostiene, su bondad nos hace prosperar y ahora podemos andar por un camino despejado gracias a su acción todapoderosa en nosotros, ¿cómo no hemos de darle el primer lugar en nuestras vidas? ¿cómo no darle las primicias de nuestro corazón, de nuestra familia y de nuestros bienes? Él nos ha dado infinitas bondades, alabemos su nombre.

En esta semana de primicias alabemos al Señor por su bondad para con nosotros por despejarnos el camino y más aún por hacerse a el mismo camino, verdad y vida, a fin que tengamos acceso al trono de la gracia para hallar gracia para el oportuno socorro (Juan 14:6; Hebreos 4:16).

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Tu bondad me ha hecho prosperar

03

Día 3
TU BONDAD ME HA HECHO PROSPERAR

Salmo 18:35-36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

Dice la palabra que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2) y esto es lógico sabiendo que de nuestro Padre que está en los cielos proviene todo lo bueno y Él nos lo da a nosotros (Mateo 7:11), es allí cuando decimos junto al salmista que la bondad de Dios nos ha hecho prosperar, ¿pero que es prosperar?

A diferencia de lo que muchos creen prosperar no se limita a la abundancia de recursos económicos, fijémonos en el ejemplo de Jesús. Dice la palabra que Él crecía en estatura, en gracia para con Dios y en gracia para con los hombres  (Lucas 2:52), pudiéramos decir que Cristo era prosperado, sin embargo el Hijo de Dios no tenía bienes materiales (Mateo 8:20), ¿qué significa esto? ¿es que tener abundancia económica no es la forma de prosperar de Dios? ¿debo ser pobre para ser rico espiritualmente? A todas estas preguntas la respuesta es no.

Dios por medio de su bondad nos hizo hijos, esto aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:5), la primera muestra de la prosperidad por medio de la bondad de Dios en nosotros, es pasar de muerte a vida, ya nuestra eternidad está asegurada en nuestro Dios, esa nueva relación que tenemos con nuestro Creador se va cultivando, haciendo que nuestra alma prospere, lo cual trae consigo también la bendición en todas nuestras áreas de existencia (3 Juan 1:2).

La bondad de Dios es infinita, no tiene principio y no tiene fin, por esa bondad Dios envió a su hijo unigénito a morir en nuestro lugar, ésta declaración de fe debe hacernos indiscutiblemente darle la primicia a Dios en nuestras vidas, Aquel que no conoció pecado por nosotros se hizo pecado, cuán grande muestra de bondad para con toda la humanidad, alabemos al único y bondadoso Dios.

En esta semana de primicias oremos al Señor para que reconozcamos que el mayor acto de bondad fue el sacrificio de Cristo en el Calvario y que de éste profundo acto de amor se desprende todo lo bueno que podemos tener en nuestras vidas, la bondad de Dios nos ha traído bienestar y prosperidad.

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Y con tu diestra me sostienes

02

Día 2
Y CON TU DIESTRA ME SOSTIENES

Salmo 18:35-36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean (NVI).

Por generaciones se ha tomado como referencia que la mano derecha es más fuerte que la mano izquierda, eso tiene su origen en que la mayoría de las personas es diestra. Para que podamos entender el significado del cuidado de Dios para con nosotros el salmista hace una referencia a la diestra del Altísimo, ejemplificando el poder de su fuerza con la cual nos sostiene

Ahora bien, algo o alguien se sostiene a fin de evitar que caiga, tropiece o simplemente para que no se mueva, veamos cuál sería la consecuencia de no ser sostenidos con un simple ejemplo; si dejamos caer una copa de cristal, la misma se quebrará, es decir la copa sufrirá un daño tal que podría ser terrible para ella, entonces vemos que el propósito de sostener una copa es evitarle daños, así mismo el propósito de ser sostenidos por la diestra del Señor es evitar que suframos daño, en sus manos estamos seguros.

La posibilidad de caer, tropezar o ser movido es constante, las circunstancias que nos rodean pueden hacer que perdamos el sentido de nuestro existir, el cual no es más que darle las primicias de todo a Dios, colocándole en el primer lugar, que es el lugar que Él se merece. Por nuestras fuerzas es imposible, de allí que necesitemos urgentemente la intervención poderosa de la diestra de Dios para que nos sostenga.

Es un alivio saber que no estamos solos, que la misericordia inmerecida del Creador para con nosotros es eterna y se muestra cuando Él nos sostiene con su poderosa diestra.

En esta semana de primicias oremos al Señor para que no nos desviemos, que aprendamos a colocarle a Él como el centro de nuestras vidas, que su escudo nos cubra y nos salve, pero que también su mano poderosa nos tome y evite que caigamos en la tentación de colocar a otras cosas en el lugar que le pertenece a Dios.

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Tu me cubres con el escudo de tu salvación

01

Día 1
TÚ ME CUBRES CON EL ESCUDO DE TU SALVACIÓN

Iniciamos la semana de primicias, la bondad del Señor se hace manifiesta en nuestras vidas y estaremos exaltando su nombre estudiando la porción de la palabra que se encuentra en el Salmo 18:35-36 «Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean» (NVI).

El significado real de las primicias es reconocer que Dios debe tener el primer lugar en todos los ámbitos de nuestra vida y lo hacemos entre otras cosas porque Él es bueno y muestra su misericordia para con nosotros cuando Él nos cubre con el escudo de su salvación.

En nuestro diario vivir sentimos como si fuéramos constantemente atacados, los afanes de nuestra existencia nos ahogan e incluso llegamos a creer que no podemos más, es allí, cuando estamos en medio de todas esas circunstancias adversas, que se hace viva la palabra que nos dice que el Señor es escudo alrededor de nosotros, nuestro Dios quien levanta nuestra cabeza (Salmo 3:3-4).

Ese escudo con el cual El Señor nos cubre es garantía de nuestra salvación, nos libera e inmediatamente llena de una paz que sólo puede provenir de Dios, una paz que inunda nuestro entendimiento tranquilizando nuestro corazón perturbado y nuestra mente confundida, la paz que proviene del cielo genera una sensación de reposo que cambia las circunstancias a nuestro alrededor (Filipenses 4:7).

Dios cuidará de ti cuando tú le des el lugar que Él se merece y ese no es más que el primer lugar, Él es Soberano, Supremo, engrandezcamos su nombre por semejante salvación, debajo de sus alas estamos seguros, su escudo nos cubre (Salmo 91:4).

Oremos al Dios de los cielos, a Jesús nuestro Salvador y al Espíritu Santo para que aprendamos a vivir de una forma tal ,que Él sea el centro de nuestra vida, la razón por la cual vivimos y que aprendamos a esperar la salvación que viene del cielo, Su mano no se acortará para salvarte por medio del escudo de su salvación, Dios lo ha prometido y lo cumplirá.

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