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Primicias

06

Día 6
PRIMICIAS

Salmo 18:35-36 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean” (NVI).

El último capítulo del libro de Eclesiastés da uno de los resúmenes más maravillosos de la biblia “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12¨13), cuando vemos éste versículo inmediatamente nos ubicamos en los mandamientos de la ley de Moisés, citemos aquel que se encuentra en Deuteronomio 6:5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”

El Señor establece lo que debemos darle a Él, primeramente nuestro corazón, es decir el lugar donde están nuestros afectos y apegos, no puedes tener dos señores, el lugar de preponderancia en tu corazón es El Señor por eso debes entregárselo a Él, luego el alma (con todo tu ser) ha de pertenecer a Dios, ya no vives tu sino que vive Cristo en ti (Gálatas 2:20) y en tercer lugar con todas tus fuerzas, dando a entender que no exista nada en ti que no sea entregado al Rey de Reyes, de eso se tratan las primicias, de entregar lo mejor a Dios y no hay nada mejor que dar nuestra vida a Él, cuando así lo hacemos Su escudo nos cubrirá, Su diestra nos sostendrá, Su bondad nos prosperará, nos despejará el camino y nos fortalecerá a fin que no tropecemos y caigamos.

Hemos finalizado la semana de primicias, conscientes que aquel que comenzó la buena obra la terminará (Filipenses 1:6), hemos hecho un pacto con Dios para entregar lo mejor de nosotros a Él, para que Él sea todo en todo (Efesios 1:23), ahora nos queda orar para que cada día Su presencia sea más y más manifiesta en nosotros, llegando a ser tan parecidos al Maestro que la gente a nuestro alrededor nos confunda con Cristo, ese es el fin  de ser los creyentes, llegar a convertirse en imagen del Dios Altísimo, ser aquellos quienes viven para adorarle a Él (Efesios 1:6), haciéndole el centro de todo lo que existe.

Nuestras primicias han de ser nuestra vida misma, oremos para que día a día podamos honrarle entregándonos del todo a Él. Que Dios nos bendiga y culminé su obra en nuestras vidas (1 Crónicas 28:20).

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