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Dios no se ha olvidado de Venezuela

Nuestra nación está viviendo momentos de mucha tensión. Momentos de confusión, donde vemos mucho, leemos mucho, escuchamos mucho y no sabemos nada. Y ante lo vivido, oído o leído, vemos como el enemigo, por ahora, ha logrado sembrar odio, división, muerte, indiferencia, ceguera y sordera, y casi que lo vemos ondear la bandera de la victoria sobre nuestro país. Muchos me han dicho: «pareciera que Dios quitó los ojos de Venezuela».
Pero ha sido al revés, somos nosotros los que hemos quitado los ojos de Dios, incluyendo su iglesia. Hemos tenido en poco su palabra, hemos desobedecido porque al parecer las ofertas del mundo son más atractivas que sus promesas y el camino que ofrece para salvación. Tenemos a Jesucristo no como la única respuesta si no como un comodín “Echaremos mano de Él, en el caso de que mi plan A no resulte”.
Es necesario que al alzar nuestros ojos a los montes, entendamos que nuestro Socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Lamentablemente hemos dado credibilidad y poder a cada mensaje, pin, cadena, correo, a los profetas y adivinos, reacciona
ndo igual que aquel que 
no tiene a Cristo. Le hemos dado poder a lo que nuestros ojos ven, a las situaciones que nos rodean, nos hemos dejado envolver en los rumores, mensajes que ni siquiera sabemos su origen o su fuente, quitando la mirada del Eterno, de Aquel que no vemos pero permanece para siempre.Para los que creemos que la Biblia es la palabra de Dios, el apóstol Pablo dice en su carta a los Romanos (cap. 5 vs 1) que tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor JESUCRISTO. Es imposible tener paz con Dios si primero no pasa por la cruz. Pasar por la cruz significa que reconozco que su sacrificio fue suficiente y decido arrepentirme, seguirle y aferrarme a su palabra. 
Es tiempo de que el pueblo de Dios le crea a su creador, a su Salvador. Que tomemos nuestras armas, no las carnales si no las que son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Es tiempo de dejar en el altar nuestros temores pues le hemos tenido miedo a un enemigo que fue vencido en la cruz.
Es tiempo de dejar a un lado nuestra posición, tendencia, o argumentos que nos separan de mi familia, amigo, vecino y hermano en Cristo, pues una iglesia dividida no permanecerá.
Es tiempo de honrar al que nos tomó por soldados, ser pacificadores, mediadores y comunicadores responsables de las buenas nuevas. Que la verdad que comuniquemos sea congruente con lo que vivimos.

Decidamos seguir a Cristo, decidamos oír su voz, decidamos dejarnos dirigir por su Espíritu, Él nos guiará a toda verdad, nos enseñará a orar y a confiar en Aquel cuya misericordia es para siempre.

Zoila Delgado
Culto Dominical 2 de Marzo de 2014

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