Boletín 28 de Agosto de 2016
Romanos 9:1-5 “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.”
El pueblo judío se encuentra con la fuerte realidad de que el mesías que estaban esperando ya había venido y muerto en una cruz por ellos. Fue y es realidad muy fuerte de digerir pues ellos esperaban otro mesías pero Él ya había venido, y judíos como Pablo lo habían entendido.
Dios escogió a Israel para que fueran sus primogénitos, vieron manifestaciones de la gloria de Dios en todas partes: con Noé, con Abraham, en el tabernáculo, etc. Cuando su gloria se manifiesta, nos cuesta mantenernos de pie, porque su presencia es fuerte. Si no lo has conocido, lo vas a conocer.
Él ha hecho pactos. Su último pacto fue, al dar a su hijo en la cruz, resucitándolo y sentándolo a su diestra. El desarrollo final del pacto es poder creer y ser salvos. Esto inicia en Génesis 3:15, es la historia de Noé que pasó 100 años construyendo un arca como preparación a un diluvio. Este diluvio se encuentra como parte de la historia humana en todas las leyendas y mitologías humanas que mencionan un diluvio que arrasa con el mundo y al bajar las aguas Dios hace un pacto a través de un arcoíris; así que cuando veas un arcoíris recuerda la promesa que Dios ha hecho.
Luego de este proceso los tres hijos de Noé: Set, Cam y Jafet pueblan la tierra, Jafet puebla el norte que conocemos como Europa, Cam va al sur, lo que conocemos hoy como África, y Set se queda en lo que conocemos como el Medio Oriente. De los descendientes de Set conocimos a Abraham que tuvo el hijo de la promesa e Ismael, este es el desarrollo del pacto que Dios tuvo con Abraham.
Si no entendemos esto, no entendemos cómo se fundamenta Cristo dentro de la historia humana como descendiente de Abraham, es importante entenderlo como parte de su fe, nos da solidez, somos parte de su pacto ¡Aleluya!
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 21 de Agosto de 2016