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Domingo 9 de febrero 2014

Thumb_12Feb2014DIOS AMA AL DADOR ALEGRE

Hay un principio de vida, una forma de ser en cada uno de nosotros, según la cual respondemos en forma distinta, tanto al dar como al recibir. Muchas personas aprecian grandemente el hecho de recibir, pero no son generosos al momento de dar. En el libro de Lucas (6:38) se afirma: ”Dad, y se os dará: medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. ¿Y cuán generosos debemos ser? “Cada uno de como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. (2 Corintios 9:7). No se trata de dar sólo cosas materiales. Dios ama al dador
alegre y se alegra así mismo, dando a quien quiere recibir, a quien ha aprendido a dar con alegría y con gozo. La alegría de dar de sí, en todo sentido de la vida: tiempo para acompañar a quien lo necesita, compartiendo o visitando a enfermos, leyendo la biblia a quienes nos rodean, haciendo algún trabajo en la comunidad
o en la iglesia. La alegría de dar de si mismo es un gozo muy grande, muy íntimo, que lo experimenta sólo aquella persona que entrega ese tiempo, esa ayuda, con verdadero regocijo.

¿Qué podemos dar? Hay muchas áreas en las cuales dar de nosotros, de nuestro tiempo, de nuestras capacidades o de nuestros recursos. Podemos apoyar a las misiones que nuestra iglesia mantiene en diversas partes del mundo o contribuir con la construcción del edificio de nuestra escuela, acompañando a los enfermos en los hospitales y llevándoles la palabra de Dios. Usted es quien decide. Es algo íntimo, como tal, debe pensar en que área puede ser más eficiente, apoyando una obra, para verla crecer al relacionarse con el proceso de desarrollo de la misma. Es una intencionalidad; mi ofrenda tiene una razón de ser y esa razón es como propone su corazón. Antes de determinar que área, tarea o programa queremos apoyar, debemos orar.

Orar para que la ofrenda este llena de gozo no de tristeza, de convencimiento y no de obligación. Y cuando ofrendemos que no sea para ser vistos o reconocidos como dadivosos, o para que se nos vincule con una obra. “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”. (2 Corintios 9:8).

Demos con gracia, con alegría y Dios nos recompensará con abundancia, con una acción sobrenatural, sorpresiva, milagrosa. Dios obrará sobre nosotros si somos dadores alegres, a fin de que teniendo siempre en todas las cosas, podamos abundar para los demás en buenas obras. El estilo de vida que tengamos en cuanto al regocijarnos en dar, nos llevará a descubrir la labor de Dios en nuestras vidas, al bendecirnos materialmente. “Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”. (2 Corintios 9: 9-10).

Aunque no puedas entender cómo Dios lo hará, Él aumentará el fruto de tu justicia, porque ama al dador alegre.

Pastor Samuel Olson

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