La actitud del cristiano en crisis
Hechos 8:1-3 “Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.”
Cuando vemos estos episodios de la iglesia primitiva nos damos cuenta de lo limitado del pensamiento humano, por una parte vemos a un Saulo fuerte, lleno de odio, lleno de una cantidad de argumentos que justificaban sus acciones con una autoridad y un poder casi ilimitado para ejercerlo contra la iglesia del Señor, estoy convencido de que Pablo en ese momento de su vida acabaría con los que se llamaban cristianos.
Por otro lado, conseguimos a la iglesia cristiana abatida, perseguida, condenada a muerte, sin nadie que apostara ni diera nada por ellos, si analizamos la conducta humana ante un peligro inminente podemos entender que nuestros hermanos se sentían angustiados, perdidos, viendo esa fuerza jurídica y militar de Saulo, se sintieron atrapados bajo las garras del mal, es por eso hermanos que quiero hablarles de la crisis.
Si, esas situaciones en las que nos sentimos que ya no hay nada que hacer, nos sentimos agobiados, sólo vemos angustia y desolación, estas crisis tienen varios actores, tenemos el peligro representado en Saulo que se puede ver como el cristiano que está atemorizado al iniciar su relación con Dios, tenemos los que en medio de la crisis ven la oportunidad de servir, estos son los piadosos y finalmente tenemos a la iglesia sólida, firme, madura, representada en este capítulo por los apóstoles, cada uno vivía la misma crisis pero cada quien reaccionaba distinto pues lo ven de acuerdo a su perspectiva, su condición.
La crisis no se mide por la gravedad de lo que está sucediendo sino por la mentalidad con la que se asume lo que se está viviendo, lo que quiere decir que usted puede ver en una crisis una situación muy grave y para otro es sencillamente natural porque ha pasado por eso y ha aprendido a manejar la situación.
¿Por qué los apóstoles no fueron espantados? ¿Por qué no salieron corriendo? ¿No eran perseguidos? Tras su relación personal con Jesús sabían en quién confiaban, lo habían visto resucitar, glorificado, vencer la muerte, subir al cielo, por lo tanto ellos sabían en quién habían creído, en manos de quién estaban sus vidas, esa es la actitud para asumir una crisis, “los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve sino que permanece para siempre”.
La pregunta que hoy te hago es ¿Quién es tu Saulo? ¿Cuál es esa crisis que te atormenta? Quizás una situación familiar, un diagnóstico clínico, una situación social, económica, ¿A quién le vas a creer? ¿Qué voz vas a oír? ¿Vas a oír al Alto y Sublime, que venció la muerte y te dice: Ven a mí y yo te mostraré cosas grandes y ocultas?
Es a Él que debemos oír, las crisis suceden con un propósito, cuando llegamos a la crisis llegamos con una mentalidad, pero siempre salimos con otra; comprendiendo que hay situaciones en la que hemos puesto mucho empeño, esfuerzo que no vale la pena, también comprendemos que hay cosas valiosísimas para el Señor al que no le hemos dado el lugar adecuado. Lla crisis para el hombre sin Dios es el crujir de dientes, es angustia, muerte y desolación.
Pero la crisis para el que camina con Dios es un padecimiento, es pasajero, se procesa y te hace más fuerte, el ser humano cuando está de la mano de Dios y pasa por una crisis se inclina, humilla su espíritu, clama a nuestro Padre y no se escucha más a un hombre angustiado, se oye la voz de un hijo y Dios acude en su socorro, Dios viene y te llena de su presencia, de su paz, de su amor y cuando tu corazón está pleno de Él sólo puedes adorar porque sabes lo que ha hecho en ti.
Manuel Herradez
Culto de ministración del Espíritu Santo 21 de junio de 2016