Domingo 14 de Septiembre de 2014
2da. De Corintios 12:10-13 “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy.Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.Porque ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? Perdonadme este agravio”
Pablo relata como él ha podido ver la manifestación de Dios y cómo esto le hace gozarse ante cada problema al tener la seguridad de que verá a Dios en medio de la situación, el poder de Dios que se manifiesta en cada situación. Cuando no podemos hacer nada por nosotros mismos, entonces es cuando vemos el poder de Dios. Es cuando vemos el poder por el cual Cristo resucitó de los muertos. Gózate al saber que verás la gloria de Dios en esa situación.
El apóstol manifiesta en esta carta “saldré adelante” a pesar de la situación, proclamando “cuando soy débil, soy fuerte”. Dios nos fortalece en las adversidades y nos capacita para poder servir; en ese lugar de debilidad está la fortaleza de Dios en cada uno de nosotros “ya no vivo yo, sino vive Cristo en mi”, todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Tendemos a frustrarnos cuando las cosas salen mal, pero no podemos caer en ese lugar en el que no vemos nada, sino en ese lugar donde confiamos en Dios, y vemos las demás oportunidades.
Pablo expresa que no era digno de ser un apóstol, reconoce que perseguía a los cristianos y que no debería ser el servidor que en ese momento era. Pablos nos enseña que ningún título nos da valor, no somos nada, sólo por la gracia de Cristo somos algo. No tenemos nada por lo cual jactarnos, somos pecadores salvos por la gracia de Dios. Como pecadores rescatados, no vivimos con ninguna máscara, nada somos, nada merecemos, recibimos su gracia inmerecida, que en su bondad y misericordia. Cristo nos llama a vivir en fe y esperanza, a ser hijos de Dios, y templo del Espíritu Santo.
Romanos 15:18-19 “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.”
Las señales de un apóstol, aclara Pablo, son hechas por el Espíritu Santo para que se cumpla la Palabra y las obras, tales como señales, prodigios, milagros, paciencia, y agrega haber tenido un encuentro con Cristo, todo con el fin de llevar el evangelio, ser servidores de la palabra de Dios, colaboradores en el ministerio de Dios.
Pablo toleró sus debilidades, su angustia, fue franco y gracias a eso muchos llegaron al evangelio, ¿Quieres ver a Cristo? Paga el precio de tener una disposición a llevar su Palabra, el que tiene un encuentro con Jesús nunca va a ser igual, el motor dentro de ellos no se va a detener, predicará la palabra donde quiera que vaya y verá el poder de Dios.
Pastor Samuel Olson