Boletín 17 de enero de 2016
La ley que da paso al arrepentimiento
Romanos 7:7-8 “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.”
Para ser justificados antes Dios debemos confiar en la obra redentora de Jesús donde derramó su sangre, murió, resucitó y ascendió al Padre para interceder por nosotros de día y de noche, derramando su Espíritu continuamente sobre la humanidad, justificados por la fe tenemos paz para con Dios, luego Pablo nos hace considerar y entender que la ley no justifica, que podemos cumplir todas las normas pero esto no nos da el perdón del pecado, nadie es santificado a través de la ley, ni las obras.
Sólo Jesús te santifica cuando naces de nuevo en Él por su Espíritu y su palabra, por medio de la ley de Dios nos damos cuenta que hemos pecado, a muchos les ha pasado que se sienten muy mal en su vida y no es hasta que le conocen que se dan cuenta de lo que estaba pasando, estaban en pecado y el pecado nos hace sentir de esa manera, aun cuando nadie los acusara no cambiaba el hecho de sentir que algo no está bien.
En Éxodo 20 encontramos las leyes que Dios le dio a Moisés para guiar al pueblo de Israel, es ley de Dios, no es solamente para los judíos, es universal, cuando Pablo llegó a Cristo para vivir en la ley del Espíritu, vio cuan pecador era, por eso dice “miserable de mi”, pensaba que sólo se exigía la ley pero ahora el Espíritu Santo le revela quien es y todo lo que tiene en su corazón, cosas que Dios quiso regenerar en Pablo y quiere regenerar en nuestras vidas para que todo sea puro.
La ley me ayuda a entender lo que es pecado, me da conocimiento de la conducta que he cometido, hay conductas erradas en las que la ley actúa como una lámpara, si no conociéramos lo que es pecado no podríamos arrepentirnos, Dios nos da la ley para dar paso al arrepentimiento, si no hay un cambio en lo íntimo del corazón no podemos cambiar, Dios nos pide adorarle en Espíritu y en verdad.
Dios apunta esta realidad no para sentirnos condenados sino para que podamos venir a los pies de Cristo y que nuestra vida sea otra, el pecado es un principio de rebelión, si eres rebelde entrega tu corazón al único que puede redimir tu vida.
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 10 de enero de 2016