Domingo 24 de Mayo de 2015
Llegamos al capítulo 4 de Romanos, el cual es muy importante pues habla de la frase que hemos defendido desde el comienza de esta carta a los hermanos de Roma “el justo por la fe vivirá”, así leemos en Romanos 4:1-5 “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.”
El hombre y la mujer de Dios aprenden que la salvación viene cuando de verdad nos confiamos a Él y creemos en la relación de fe con Él, esto produce una nueva manera de vivir, caminamos tras Él, queremos servirle y obedecerle.
Abraham fue un hombre que creía en Dios en medio de un mundo politeísta, el escuchó la voz de Dios que le guiaba a salir de Ur para llevarlo a un lugar que tenía preparado para él. Pablo habla de Abraham porque él es el padre de los judíos y esta carta buscaba cambiar la manera de pensar de ellos, como hemos visto en los capítulos anteriores.
A los 100 años Abraham descubre que iba a ser padre con su esposa de 85 años, ésta no era una palabra fácil de creer, la única manera de que esto pasara era creyendo. Necesitamos cambiar la confianza en mí a confiar en Dios, pues Él quiere usar mis habilidades para su honra y su gloria, vivir creyendo, vivir por la fe. Así Abraham tuvo que creer y de creer pasa a confiar, necesitas confiarle tu vida a Dios, cuando esto ocurre se redimensiona la manera de vivir, Dios está en lo más mínimo de los detalles.
Si hubiese sido por las obras Abraham tenía mucho por lo cual gloriarse, salió con su parentela de su tierra y se volvió el hombre más rico, era un hombre capaz de convertir cualquier lugar en un sitio de abundancia, tenemos muchas cosas, mucho de que gloriarnos pero eso no me acerca a Él, debemos entender que su misericordia nos ha alcanzado, que por nuestros méritos no podemos salvarnos, sólo Él puede hacerlo.
Abraham creyó todos los pactos y promesas que Dios le dio, Dios nos habla, no lo hará todo el tiempo pero lo hace, nos llega la palabra y decidimos creer, nos aferramos a creerle, cuando le creemos en su amor nos perdona y las ataduras al pecado se levantan, somos nuevas personas, podemos caer pero Él nos levanta y nos limpia pues sabemos ir humillados a su presencia, nos perdona porque su gracia se extiende hasta el más vil pecador. Aleluya.
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 17 de Mayo de 2015