Clama a mí y yo te responderé
Jeremías 33:3-4, “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas.” 6-9 “He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con qué contra mí se rebelaron. Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré.”
Para seguir haciendo historia en nuestra nación y nuestra familia debemos prosperar esta palabra en nuestros corazones, porque es palabra viva y se revela trayendo medicina a cada uno de nosotros, la condición espiritual de nuestro país no es un secreto, es responsabilidad de la iglesia porque tenemos la revelación de la palabra.
En aquel tiempo cuando Jeremías hablaba al pueblo, un pueblo exiliado que vivía en confusión y angustia, estaban en pecado y perdición espiritual porque habían sido confundidos por los profetas falsos de la época, por esto su condición de pecado, Dios levanta un profeta como Jeremías para hablarle de la paz, la prosperidad y la integridad espiritual que necesitaban restablecer como su pueblo escogido. Cuando se pierde la identidad de Cristo en nuestra vida se pierde toda orientación y se puede caer en cualquier confusión que vemos en el mundo. Dentro de la iglesia todo es hermoso pero al salir a la calle, la realidad es otra y es donde Dios necesita que mantengamos la identidad para poder ver la restauración de la paz y la integridad espiritual necesaria para este tiempo.
¿Quiénes somos y hacia dónde vamos a los ojos de Dios? En este tiempo la idolatría arropa y confunde. Es nuestra responsabilidad cambiar esta situación, la gente busca la verdad creyendo en falsos profetas, en cosas que se le ofrecen, por eso es nuestra responsabilidad hablar del evangelio de Cristo, que transforma, edifica, libera, sana y trae medicina a la vida de cada uno de nosotros, es necesario proclamar el evangelio para derribar toda nube que ciega el entendimiento humano en este tiempo.
Este pueblo al que profetizó Jeremías vivía en confusión por los falsos profetas, pero él les habló y los hizo entender la realidad que enfrentaban a diario y allí prometió abundancia de paz y verdad. No podemos perder la perspectiva de en quien hemos creído. La ciencia avanza, se consiguen curas pero la paz y la sanidad de todos los males que en este tiempo se padecen, el hombre sólo las puede sanar con nuestro Señor Jesucristo.
Cuando vamos con el Dios que te dice “no temas, ni desmayes que yo soy tu Dios” entonces verás la respuesta inmediata a la situación que estás viviendo. Nuestra nación enfrenta una situación espiritual y la iglesia va a determinar el cambio. Cuando nos pongamos de acuerdo para creerle a Dios y orar para que las huestes de maldad sean derribadas y desaparezcan, entonces vendrá la sanidad.
Si tú te encuentras en una situación espiritual donde es fácil debilitarse, déjame decirte que el Espíritu Santo te cubre para que seas usado como instrumento de paz y esperanza en Cristo. Clama, cree, confía y aprópiate de Él y verás la sanidad en tu vida y en la de tu familia. Confía y verás su gloria sobre tu vida ¡Que Dios te bendiga!
Lilian Alpildain
Culto de ministración del Espíritu Santo
11 de Noviembre de 2014