Domingo 22 de septiembre 2013
RECONCILIAOS CON DIOS
La segunda carta del Apóstol Pablo a los Corintios es autobiográfica, muy personal. En ella se pide a los Corintios que soporten “un poco de locura”. “Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros”. (2 Co. 5:13). Los falsos profetas hablaban sólo de las apariencias, no de lo que el corazón debía guardar. Predicaban por dinero y popularidad, mientras que Pablo se dedicaba a mostrar lo que era la eternidad, de cómo el amor de Cristo controlaba sus vidas. Aconsejaba que no debían vivir más para agradarse a sí mismos, sino para agradar a Cristo, quien murió por nosotros, para hacernos nuevas criaturas.
El Espíritu Santo nos da una nueva vida en Cristo y ya no seremos más las mismas criaturas. Hemos sido reformados, rehabilitados, reeducados; somos una nueva creación,viviendo en unión vital con Cristo. Dios nos reconcilia, borra nuestros pecados y nos hace justos. “Nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conoceremos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Co. 5:17).
Dios nos atrae hacia nosotros mismos, nos reconcilia, borra nuestros pecados y nos hace justos. Dejamos de ser enemigos, extraños o extranjeros para Dios, cuando confiamos en Cristo. Al reconciliarnos con Dios, tenemos el privilegio y el compromiso de animar a otros para que hagan lo mismo, y de esta manera ejercemos el Ministerio de
la Reconciliación.
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomando en cuenta los pecados de los hombres y encargó a los apóstoles la palabra de la reconciliación. A través de esta exposición, Pablo definía su posición sobre la salvación por medio de la fe, en la obra redentora de Cristo. Quienes lo criticaban mezclaban la fe con cultos paganos, querían cambiar el evangelio. Pablo escribió cuatro versículos esenciales que resumen el evangelio de Cristo. “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. (2 Co. 5:18,19,20)
Cristo es “el primogénito entre los muertos” (Colosenses 1:18). Jesús resucitó de la muerte y su resurrección prueba el señorío de Cristo sobre todo el mundo material. Todo aquel que confía en Cristo, también vencerá a la muerte y resucitará para vivir eternamente con Él. Por la muerte de Cristo en la cruz, Él ha sido exaltado y elevado a la condición que le correspondía, ya que Cristo es Señor del universo, es necesario que le demos el primer lugar en todos nuestros pensamientos y acciones. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio
de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. (2 Corintios 5:20).
Cristo quiso reconciliarnos. “Porque no me averguenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: “Mas el justo por la fe vivirá”. (Ro. 1: 16,17)
Estamos reconciliados con Dios. Si no confesamos nuestros pecados, sentimos el abandono. Nos sentimos separados de Dios. “Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: “Reconciliaos con Dios”. (2 Corintios 5: 20)
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”. (2 Corintios 5:21) No debemosrecibir la gracia de Dios en vano. Dios nos ha oído y nos ha socorrido para salvación. Usted decide si cree, si confía en que Cristo murió para que nuestros @las_acacias pecados fueran perdonados.