Y con tu diestra me sostienes
Día 2
Y CON TU DIESTRA ME SOSTIENES
Salmo 18:35-36 “Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean (NVI).
Por generaciones se ha tomado como referencia que la mano derecha es más fuerte que la mano izquierda, eso tiene su origen en que la mayoría de las personas es diestra. Para que podamos entender el significado del cuidado de Dios para con nosotros el salmista hace una referencia a la diestra del Altísimo, ejemplificando el poder de su fuerza con la cual nos sostiene
Ahora bien, algo o alguien se sostiene a fin de evitar que caiga, tropiece o simplemente para que no se mueva, veamos cuál sería la consecuencia de no ser sostenidos con un simple ejemplo; si dejamos caer una copa de cristal, la misma se quebrará, es decir la copa sufrirá un daño tal que podría ser terrible para ella, entonces vemos que el propósito de sostener una copa es evitarle daños, así mismo el propósito de ser sostenidos por la diestra del Señor es evitar que suframos daño, en sus manos estamos seguros.
La posibilidad de caer, tropezar o ser movido es constante, las circunstancias que nos rodean pueden hacer que perdamos el sentido de nuestro existir, el cual no es más que darle las primicias de todo a Dios, colocándole en el primer lugar, que es el lugar que Él se merece. Por nuestras fuerzas es imposible, de allí que necesitemos urgentemente la intervención poderosa de la diestra de Dios para que nos sostenga.
Es un alivio saber que no estamos solos, que la misericordia inmerecida del Creador para con nosotros es eterna y se muestra cuando Él nos sostiene con su poderosa diestra.
En esta semana de primicias oremos al Señor para que no nos desviemos, que aprendamos a colocarle a Él como el centro de nuestras vidas, que su escudo nos cubra y nos salve, pero que también su mano poderosa nos tome y evite que caigamos en la tentación de colocar a otras cosas en el lugar que le pertenece a Dios.
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