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Sed santos

ZOILA1 Pedro 1: 14-19 “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosas de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin Contaminación”

¿Qué es ser santos? La traducción en hebreo del término “santo” es kadosh, que significa puro, pureza física, mental, moral. En el griego el término empleado es hagios que significa puesto aparte, consagrado, separado de toda contaminación. El ser santos es un mandato del Señor así como lo dice el libro de Levíticos 19:2 
“… santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios”.

¿Qué no es ser santo? Santo definitivamente no es una postura, no es andar con una Biblia debajo del brazo, no es el cambio del rostro ni hablar pasito, no es una manera de vestir, una denominación, no es hablar en lenguas, ni aislarse o ir al culto los domingos.

¿Qué es la santidad bíblica? La santidad bíblica debe ser interna y externa; la externa sin la interna engendra hipocresía y desencadena el legalismo. Cuando conocemos al Señor, y le invitamos a nuestro corazón Él hará lo que sea por transformar nuestra vida, comenzará a movilizarnos y producir cambios. Comenzamos a tomar conciencia de lo que le agrada al Señor y lo que le ofende.

Muchas veces no nos gusta asumir los pecados o estilos de vida como nuestros, sino que es más fácil dejar parte del peso a otro; sin embargo, la palabra es clara: “Sed santos en toda vuestra manera de vivir, porque sin santidad nadie verá a Dios”. Con su poder, Dios pudo haber hecho títeres, robots programados para obedecerle, adorarle y servirle, sin embargo no lo hizo, desde el principio respetó a su creación. Dios nos dio libre albedrío para que decidiéramos de nuestra voluntad amarle, adorarle, seguirle y servirle.

A pesar de lo que enfrentes, el vivir en santidad es una decisión de cada día. Ser santo significa que ante cada ofrecimiento que me invite a pecar yo decido apartarme, parar, dejar las excusas; es creer la palabra que dice todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

La santidad no se adquiere con estudios, no me gradúo en un seminario de santo, o hago tantos talleres de santidad. La santidad se aprende en la presencia de Dios. Nada sirven los estudios o un currículum si no estoy aferrado a Él, al momento de ser tentados el currículum no ayuda.

Santidad no es aislarme, significa que en medio de la gente y de los lugares donde Dios me permite estar, establezco la diferencia, que mi motivación no sea el exhibirme “ustedes los perdidos, yo el santo” necesitamos compartir y aprovechar las oportunidades para que nuestro Señor sea conocido. Jesús aprovechó para estar en medio de pecadores, buscando al sediento, al hambriento, al perdido.

Ser santo significa que valoro mi nueva identidad, ya no soy esclavo, soy libre, no soy bastardo, soy hijo, no ando en tinieblas, ando en la luz. Antes Satanás me controlaba, ahora Jesucristo conduce mi vida, ahora, soy un peregrino, y entenderé que en mi transitar debo vivir con temor, cuidando de vencer cada obstáculo que se presente. La oración es una de las vías para mantenernos en esa comunión constante, atentos, sintonizados, que permita que Jesús nos hable, escudriñe, revise el corazón minuciosamente.

¿Qué escuchas? ¿Qué ves? ¿Con quién te reúnes? Es tiempo de cortar con hábitos, amistades y lugares que alimentan tu antigua naturaleza, tu decisión molestará al enemigo, familiares, amigos, compañeros de trabajo o de estudio que están acostumbrados a una forma de vivir y compartir. Necesitas parar, a veces nos estancamos y no avanzamos porque no queremos romper con hábitos o estilos de vida, pero recuerda que sólo el limpio de manos y el puro de corazón subirá al monte del Señor y le verá.

Ministra Zoila de Delgado

Culto Dominical 3:00 p.m.
6 de Julio de 2014

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