Día 9
… y fueron llenos del Espíritu Santo
“Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo,y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.
Hechos 4:31
El lugar tembló (III Parte)
Ya hemos conversado que el temblor remueve los cimientos desarraigando las conductas y cambiando todo alrededor, eso fue lo que ocurrió cuando “el lugar en que estaban reunidos tembló” pero, como todo temblor, esa acción no solo afectó los cimientos sino también las edificaciones, estudiemos esto un poco más.
Muchos hemos construido a lo largo de nuestras vidas estructuras que son objeto de nuestro reconocimiento, estos “edificios” pueden ser el orgullo, la falta de perdón, idolatría, nivel social o laboral y muchas otras que reconocemos como si fueran una preciada edificación, desviándonos del verdadero propósito de Dios en nuestras vidas.
Con el pasar del tiempo comenzamos a creer que estas estructuras son indestructibles, pudiéndose llegar a creer que son las que definen nuestra propia vida surgiendo frases como –Es que yo soy así- estas declaraciones manifiestan que es imposible cambiar; por lo tanto, estamos diciendo con ellas que Cristo no puede reconstruir una vida.
Si decimos que Cristo no puede cambiar a una persona, así sea a nosotros mismos, minimizamos el poder reformador de Dios. Un cristiano que vive y cree en el poder del Espíritu Santo sabe que El Señor puede hacer todo de nuevo y declara junto al apóstol Pablo en Gálatas 2:20: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
Si permites que Dios obre en tu vida caerán tus muros al igual que cayeron los muros de Jericó. Nuestras vanas estructuras serán destruídas al venir sobre nosotros el poder del Espíritu Santo. Nada que no le agrade al Creador puede mantenerse en pie en la vida de un hijo de Dios, Él tiene el poder y la autoridad de hacer las cosas de nuevo para honra y gloria de su nombre en nuestras vidas.
Permitamos, pues, que en este tiempo de Pentecostés luego del temblor renovador de Su Presencia sean nuestras estructuras y cimientos construidos por Dios, como lo dice 1era. Corintios 3:9-11 «Apolo y yo somos servidores de Dios, y ustedes son como un campo de trigo, como un edificio construido por Dios, del cual Dios es el dueño. Dios, por su bondad, me permitió actuar como si yo fuera el arquitecto de ese edificio. Y yo, como buen arquitecto, puse una base firme: les di la buena noticia de Jesucristo. Luego, otros construyeron sobre esa base. Pero cada uno debe tener cuidado de la manera en que construye, porque nadie puede poner una base distinta de la que ya está puesta, y esa base es Jesucristo.»
ORACIÓN: Señor, en el nombre de tu hijo amado Jesucristo pido que derrumbes todo aquello que esté en mí y que no te glorifique, hazlo pedazos Señor, cambia aún mi deseo por el tuyo, quiero ser un edificio construido por ti. Amén.