Domingo 7 de Diciembre de 2014
Romanos 1:1-7 “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”
Esta es la introducción de Pablo a los hermanos en Roma, tiempo en el que no habían templos sino que se reunían en casas, había personas de todos los estratos sociales, de todas las culturas que podían haber en Roma para la época, el apóstol deja claro que Jesús venía del linaje de David por María, aunque José no era su padre físico, también era del linaje de David, este es el cumplimiento de una promesa que está en los salmos, donde dice que habría para la eternidad un descendiente del trono de David. Entendiendo esto llegamos al versículo 4, donde leemos la declaración a hijo de Dios, con poder y toda autoridad, dejando a su Santo Espíritu como consolador tal como se lee en Hechos 2:33 “Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.”
Cuando Cristo es glorificado su obra no se limita a espacio o tiempo, su obra se expande a lo largo de toda la humanidad, por eso su Espíritu se derrama, el Espíritu es como una cascada que no deja de fluir, impregna toda la creación, que convence de pecado y de juicio. El Señor es fiel para con los que llevan su palabra, y se convierte en la fuente inagotable de la humanidad, en 2da. de Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” Cuando nos rendimos a sus pies las ataduras se van deshaciendo poco a poco, de manera que podamos alabar y servir a Dios en paz.
En la cara dirigida a los romanos, Pablo en el versículo 5 nos enseña que recibimos la salvación por gracia, es un don de Dios, no es por obra, recibimos todos la gracia de Dios. Es así como recibimos dones y diversos ministerios, pero Pablo habla específicamente del apostolado, él fue llamado a ser el apóstol a los gentiles, para que pudieran conocer a Cristo.
Hay personas que han pasado por todas las religiones, ocultismos, sectas y nada les llena el alma, porque es un problema del espíritu. Una vez en Cristo descubrimos que debemos seguirle como Señor de nuestras vidas, nos dirige, enseña, ilumina nuestros pasos, cambiamos situaciones, le buscamos, la fe exige de mí una conducta y mentalidad diferente, comenzamos a ser marcados por la palabra del Señor.
“Por amor a su nombre” el nombre de Jesús el salvador, el que nos guía, nos da promesa de vida eterna y nos da propósitos de vida. Buscamos a Dios pero Él es quien nos llama y no nos pertenecemos a nosotros mismos. Somos parte de su rebaño, nos lleva, nos corrige, eres llamado a creer, es un proceso de vida, entendemos que nos pagó a precio de sangre y no podemos zafarnos a menos que le neguemos, pero al negarle cortamos nuestra relación con Él. ¿Eres de Él? Él está contigo, te cuida, no te desamparará, has sido llamado a ser de un nuevo pueblo, eres apartado para Dios, cuando eres apartado Dios tiene la libertad de vivir y obrar en tu vida, no eres perfecto pero eres apartado para vivir en las filas de Dios, es un regocijo, di: ¡Soy apartado, soy santo!
Pastor Álvaro Rea
Culto dominical 30 de Noviembre de 2014