Domingo 3 de noviembre 2013
Los Niños: Futuro de Venezuela
El hermano Nam Soo Kim es un pastor evangélico de origen coreano, quien dirige el Ministerio de Niños Abandonados. Su Kim nos acompañó en el culto del domingo 27 de octubre. Él es un embajador de Cristo y nos trajo un mensaje de amor y reconciliación. Nació en Corea, un país budista, de madre practicante que de niño lo llevaba con ella al centro budista. Sin embargo, de pronto ella lo llevó a una iglesia evangélica en donde él recibió a Cristo. Al conocer al Señor, comenzó a predicarle evangelio a toda su familia. Hoy todos ellos reconocen a Dios como su único Señor y Salvador, demostrando la palabra que nos asegura que al creer en Nuestro Señor Jesucristo, nosotros y nuestras familias
seremos salvos.
Corea es un país con muchos años de historia, que ha vivido tiempos muy difíciles. Fue invadido por los japoneses, quienes lo gobernaron desde 1910 hasta 1945. Durante esos 35 años, fueron perdiendo su soberanía, sus nombres y apellidos fueron cambiados, sus propiedades, tus tierras les fueron arrebatadas, todas sus costumbres y formas de ser, fueron adaptadas a los de los invasores. En 1945 recuperaron su país, pero en 1950, los soviéticos atacaron a Corea, interviniendo en la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur. Las guerras los hicieron mucho más pobres, el 90% de sus edificios y casas fueron destruidos. Pasaron mucha hambre, todo era pobreza, comían corteza de árboles, raíces, saltamontes, todo lo que los ayudara a seguir viviendo. En 1950, Corea era el segundo país más pobre del mundo.
En ese escenario desolador, triste, de inmenso pesar, comenzaron a aparecer iglesias cristianas, muchas industrias, carros, aparatos eléctricos, había llegado el progreso y el país fue cambiando. En un corto tiempo Corea pasó de ser un país destruido a ser una pujante nación. Nunca antes tuvieron buenos deportistas, ahora ganan medallas, copas mundiales, olímpicas y son reconocidos en todo el urbe. No ha sido sino después de 5.000 años de historia cuando llega el evangelio a Corea y a partir de ese momento, se recupera de tal manera que nadie entiende cómo. Sin embargo, para quienes sabemos lo que Dios puede hacer con aquellos que le reconocen como su Señor, ese cambio es producto de una unción que los cambió, que los levantó de sus cenizas. Hoy, la mayoría de la población es evangélica.
Los misioneros comenzaron a rescatar a los niños, establecieron escuelas en todo el país, en hogares, en parques, debajo de un árbol, en tierra firme, en embarcaciones, en mares, en islas, en todas partes. Fueron miles de escuelas. Así se hicieron niños cristianos. Había persecución japonesa, pero las escuelas continuaron, incluso en el conflicto Norte-Sur Coreano. Esos niños crecieron, formaron un hogar y ahora sus hijos también son cristianos. Ni la pobreza, ni las persecuciones, ni las muchas ideologías pudieron detener la marcha del cristianismo.
“Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se ha perdido”. Mateo 18:10-11. Enfatiza el Pastor Su
Kim que es importante cuidar y atender a nuestros niños venezolanos, porque la preocupación de Nuestro Dios, su amor, están con nuestros niños. Ellos son el futuro de nuestro país. Lo que en ellos sembremos, florecerá y dará frutos. En nuestro país hay alrededor
de 9 millones de niños, si los cuidamos, oramos por ellos, les servimos y les amamos, Venezuela tendrá un gran futuro. Venezuela, entonces, será la Gloria de Dios, el Reino de Dios.