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Domingo 16 de agosto de 2015

Boletin16-8Cristo murió por ti

Romanos 5:6-8 “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”

Cuando somos perdonados por Dios entregando nuestra vida a Él llegando a nosotros su Espíritu Santo a nuestra vida, y permanece de una manera constante si lo buscamos, si vemos nuestra vida como un antes y un después podemos identificar su amor derramado en todo lo nuevo que ha hecho en nuestras vidas.

Pablo utiliza una serie de palabras para describirnos en este pasaje, de modo que pudiéramos entender nuestro lugar ante la magnificencia de Dios el primero es “cuando aún éramos débiles”, incapaces de salvarnos o hacer las cosas bien, de acercarnos a Dios, solos y errantes tratando de llenar el vacío de la vida del ser humano.

Pero “a su tiempo”, al tiempo apropiado, para nosotros siempre hay tiempo para conocerle, pero Él tuvo un plan para la humanidad desde siempre, sabía que en un momento debía realizar algo no imaginado por el bien de la humanidad. Su plan siempre fue salvarnos, pero sabía que no toda su creación le iba a amar, pero igual calculó un plan para salvar a la humanidad desde la creación del mundo.

El acto cumbre de Jesús era morir, si no hubiese muerto no estaríamos aquí, si no hubiese muerto como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo para justificarnos andaríamos errantes, buscando cualquier cosa para satisfacer y llenar el alma, pero Él murió ¿Por qué? Por  amor, para darte una nueva vida para perdón de tus pecados y ames a otros.

Murió por los impíos, una persona cuya imagen de Dios fue desfigurada, apartándonos de Él, trayendo como consecuencia una vida solitaria, con cosas insignificantes, una soledad que llaman ahora existencial, esa angustia, el impío es aquel que no le da lugar a Dios, ni le toma en cuenta, ésta en una sobrevivencia de la sociedad carnavalesca, murió por los impíos, di: “murió por mí, ya no soy impío, Él lavó mi rostro y ha creado algo nuevo, es lo mejor que pude haber logrado, tener presente a Dios”.

¿Qué clase de amor es este? Que muere no por el bueno, sino por el impío, piénsalo por un momento, envía a su hijo al rescate por amor, por los pecadores, los rebeldes, que sabiendo lo que deben hacer infringe la ley, Pablo nos define en este verso como débiles, impíos y pecadores ¿Acaso no eres alguna de esas tres cosas?

Dios se hizo hombre, para rescatarnos y ser perdonados, hechos hijos de Dios, recibir su Espíritu y dar testimonio de lo que somos ahora, somos débiles si, débiles que reconocemos que en su gracia nos puede perdonar, todo esto lo podemos resumir en tres palabras: Cristo me ama, glorificado sea el Señor.

Pastor Samuel Olson
Culto dominical 9 de Agosto de 2015

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