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Boletín 30 de Abril de 2017

El pecado tras todos los pecados

Éxodo 20:17 “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.”

Los mandamientos fundamentan nuestra vida y nuestra conducta, erramos, pero sabemos que están ahí, saber eso es como un corrector, muchos se justifican con la regla de oro dada por Jesús, pero si estudiamos a fondo los diez mandamientos son el respaldo a esta regla de oro dada por Cristo en el Nuevo Testamento.

Pablo habla de la codicia en Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”.

La codicia es tener otro dios que consume, consume el tiempo, pensamiento, la vida, son poderes, que permitimos que nos dominen perdiendo toda la noción, volviéndolo un dios en nuestra vida ¿Por qué el poder se va a lo oculto? Porque Dios creó el poder para servir y no para esclavizar; servir para traer libertad y no para traer daño, destrucción, maldad; la codicia por el poder, por la riqueza, por fama, por gloria, termina haciendo daño, es una realidad.

Dios se revela contra la codicia porque no permite que nadie tome su lugar, la codicia es lo que está detrás de los demás mandamientos, la codicia lleva al adulterio por distintos mecanismos, lleva a matar, a hurtar, difamar por distintas razones; la codicia es el pecado oculto del ser humano.

El cristiano no puede ser manejado por la codicia, el que quiere poder como cristiano tiene que someter ese poder al señorío de Dios para que Él pueda usarlo como debe ser, por eso es tan fundamental Miqueas 2:1-4 “¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder! Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad. Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso contra esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo. En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros.”

Cuando el afán se convierte en codicia, deseos insaciables; esto va a destruir tu vida, es importante saber decir No, ajustar las intenciones, los pensamientos y el corazón, enderezarnos en la forma de ser, alineándonos al reino de Dios, como dice su Palabra que será añadido.  En nuestra vida conocemos personas que tienen una increíble capacidad de hacer dinero, pero se vuelven tacaños, tienen todo absolutamente calculado, su presupuesto es propio, soltar eso es imposible porque allí está su seguridad, muchos construyen su vida así, no la pueden ver de otra manera, cuando esto se enfrenta con los problemas de la vida es un estremecer del plan de vida. Cuando llegamos al Señor hemos de permitir que las cosas cambien para que nuestra seguridad deje de estar en lo que podemos tener.

Cuando venimos al Señor nos hace replantear la visión de la vida, se acaba la codicia y entendemos la frase es mejor dar, bendecir, servir, amar, cuidar, vivir en el bien y la bondad de Dios que estar buscando lo que es de otro, saber agradecer lo que es de Dios para mi vida.

Pastor Samuel Olson
Culto dominical 23 de abril de 2017

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