Boletín 25 de junio de 2017
Romanos 9:5-11 “de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama)”
En este capítulo podemos leer del plan de Dios que llevaría al pueblo de Israel a su bondad, ellos quisieron volcarse al mundo pero Dios siempre tiene un remanente fiel, con el cual trabaja para comenzar un nuevo pueblo, es la historia de la salvación, de cómo Dios busca salvar a la humanidad que se ha perdido, por esto busca personas como Job, Melquisedec que creían en Dios y le servían, como Abraham, a quien denominamos el padre de la fe, Dios trabaja con él para que nosotros terminamos siendo hijos de la promesa, somos cristianos pero nuestra base es ser hijos de una promesa en la que creemos.
La promesa de Jesús “El que cree en mí tiene vida eterna” es una promesa única, especial, reitera que aunque esté muerto el que cree vivirá, no te desamparará, muchos son cristianos pero no son hombres de fe, Abraham y Sara tuvieron que creer lo increíble, que a los 80 años concebirían un bebé, es la obra de Dios en la vida del que cree en la promesa.
El Dios al que servimos nos sorprende con las cosas que nos pide, algunos tienen un llamado particular, que no los marca sólo a ellos sino a todos los que le rodean, tienen un propósito de vida que no es necesariamente de salvación, pero es un propósito, cuando Dios pide estas cosas inverosímiles solo queda creer o no creer, atreverse o no, Abraham no tenía capacidad de engendrar pero Dios le prometió una descendencia como la arena del mar.
La fe es la sustancia de lo que no se ve, hay muchas cosas en la vida que no siguen el curso que consideramos lógico, Dios cambia los protocolos porque Él tiene un propósito que va a cumplir, Dios tiene su manera de trabajar con nuestra vida, muchas veces cuando pasan cosas en nuestra vida al momento creemos que es injusto. Pero en nuestra vida de fe debemos entender que aunque no sepamos que pasa todo es para bien, porque el día de mañana veo como todo cae en su lugar y podemos decir: Señor, tenías razón.
No elige a todo el mundo para un trato especial, sino que Dios sabe y pone a ciertas personas para pasar por cierto camino, en tu familia también ha llamado, y siempre estamos en un caminar que cuestiona el por qué Dios está haciendo lo que hace en determinados momentos de la vida, cuando creemos en Cristo tenemos un propósito, que está en su Palabra, es un trampolín para llevar una vida de fe: Si al llamarte tu respondes Él trabaja contigo a través de su propósito.
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 18 de junio de 2017