Boletín 24 de abril de 2016
Romanos 8:14-17 “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Abba Padre es una exclamación en el arameo, Abba significa padre pero expresa una íntima relación con Él, una relación que se ha formando entre el hombre y el Padre a través del Espíritu Santo, el Espíritu ora en nosotros sabiendo lo que nos conviene, es una de las bendiciones de orar en lenguas, es orar a través del Espíritu de Dios ahondando la relación con Él no en nuestra mente natural, sino en espíritu, comprendiendo cosas nuevas.
El Espíritu es quien da testimonio a los demás que somos hijos de Dios, es importante decir que somos hijos de Dios y saber que por el Espíritu se da el testimonio, cosas que no entendemos al momento pero al mirar atrás vemos que nos estaba guiando, al creer tenemos la potestad de ser hijos de Dios, engendrados por la Palabra incorruptible, no es una obra personal es una obra del Espíritu.
Cada día más el Espíritu asume su rol en nuestra vida, dejamos las cosas corruptibles creciendo a la imagen y semejanza de Dios, recibiendo promesas que nos hacen partícipes de la naturaleza divina, somos partícipes de su divinidad, su deidad mora en nosotros, cada vez asume su lugar cuando dejamos lo corruptible y nos llenamos de Él, formamos parte del reino de Dios, somos extranjeros que miramos hacia sus promesas, somos herederos de un reino que recibiremos al llegar a su presencia.
Al recibir al Espíritu Santo, ver su guía en nuestra vida estamos recibiendo parte de nuestra herencia, es su guía que nos forma para el mundo venidero, una tierra nueva, un cielo nuevo, todo lo que vivimos en nuestra vida en Cristo es una preparación para hacernos aptos para la herencia de los santos en luz, debemos permanecer en servicio porque esto nos prepara para lo que haremos en su reino.
Moraremos con Él para toda la eternidad, si tienes esta esperanza hay cosas en tu vida que vas a ir cambiando, el Espíritu Santo nos invita a purificarnos porque aunque no lo creas cada cosa que hacemos es una preparación para que puedas participar de tu herencia en el cielo nuevo, la nueva tierra tal y como describe Apocalipsis 3:21 “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” ¿Vencerás? ¿Serás fiel? ¿Quieres estar en ese lugar que se ha preparado para la eternidad?
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 17 de abril de 2016