Boletín 22 de octubre de 2017
La clave es perseverar
Mateo 12:25 “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”.
Los evangelios nos presentan directamente la vida, el mover y las enseñanzas de Jesús. En ellos encontramos la esencia de nuestra nueva vida, la decisión de seguir a Cristo a pesar de lo que venga. En ese proceso es bueno recordar que Jesucristo vino con un propósito muy especial, vino para darnos vida y vida en abundancia. El hecho de que vino para darnos vida, nos da a entender que estábamos muertos, como dice la palabra, en nuestros delitos y pecados, pues el que no ha conocido a Cristo no tiene vida.
El Señor Jesucristo vino para traernos el reino. Él mismo lo dice, que Él es el reino de Dios y que quien ha visto sus milagros, se le ha acercado el reino. Como vemos en Mateo 12:25 el Señor les habla a sus discípulos acerca de la unidad, uno de los principios del reino de Dios, y les explica que lo que no esté en unidad va a venirse a menos. Hay que empezar con una primera casa, y esa primera casa somos nosotros como individuos. Si esa primera casa está dividida, hay guerras emocionales, psicológicas o espirituales, esos conflictos internos nos van a derribar. Debemos resolver primero el problema de nuestro interior, de esa “primera casa”. La segunda casa es el matrimonio, y si queremos vivir la vida abundante en Jesucristo debemos solucionar todos los problemas de nuestro núcleo familiar.
Otro principio que complementa a la unidad en el reino de Dios es la perseverancia. En repetidas ocasiones a través de los evangelios, se menciona la perseverancia como una característica fundamental de los seguidores de Cristo. Mateo 24:13 dice “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”, como sea debemos perseverar, así sea en nuestra peor condición. Si unimos esta palabra con Hechos 14:22 “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”, vemos que la palabra “aflicciones” nos habla acerca de asuntos de la cotidianidad que van a afectarnos. Toda nuestra vida va a estar llena de aflicciones, pero lo importante es cómo las manejamos, posiblemente nos equivoquemos en ocasiones, pero eso es parte de ser perseverantes.
Santiago 1:25 “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. La perseverancia produce una bienaventuranza, pero hay un punto en el cual el Señor hace especial énfasis, y es en la perseverancia al orar. Es por esto, que denota su insistencia al respecto de este punto en tres pasajes distintos. Si leemos Lucas 18:1-6 observaremos que el juez era un hombre injusto, sin embargo, a causa de la molestia continua que le ocasionaba esta viuda, él le hace caso. En Mateo 7:7 el Señor nos dice pedid y se os dará, en el griego significa pedir constantemente. Porque todo aquel que pide recibe. Hay personas que dicen, pide y se hará en el tiempo de Dios, pero Jesús es más directo y nos dice, pide y no te canses de pedir, porque son los violentos quienes arrebatan el reino de los cielos. Veremos entonces, que el reino de Dios, no se trata de una cosa mística, sino de una vida práctica en donde se nos invita a buscar, pedir y llamar.
Hay personas que piensan que orar no es solo pedir, pero yo sí creo que la oración es pedir y seguir pidiendo. Si observamos el contexto de estos versículos veremos que se está hablando de las necesidades materiales o físicas que podamos tener. En ese mismo momento el Maestro les dijo también, Lucas 11:5 en donde cuenta la historia de un hombre que va a importunar a su amigo a media noche para pedirle pan. ¿No es así como actuamos nosotros? venimos a Jesucristo a media noche a exponerle nuestra necesidad. La esencia de este pasaje es que esa persona tiene una necesidad, y nuestro Señor utiliza esto como un ejemplo de la oración y de lo necesario de ese momento en nuestro diario caminar. Este hombre insistente, levantará a su amigo y este le dará lo que está pidiendo.
Seamos “inoportunos” al orar, eso se lo dijo Jesús a sus discípulos, y nosotros ¿qué somos? Sus seguidores, ¡sus discípulos!
En Lucas 11:11 el Señor insiste en este asunto. El Padre Celestial nos dará lo que necesitamos, pero principalmente, nos dará lo más importante que es su Espíritu Santo. Cuando Jesús se fue dijo que no nos dejaría huérfanos, sino que en su lugar enviaría al Consolador. Así como buscamos insistentemente cubrir nuestras necesidades, así de insistentes debemos ser para buscar al Espíritu Santo.
Jesucristo nos está presentando un doble reto. Primero que tengamos fe en que nuestro Padre Celestial va a responder. Segundo, nos reta a ser constantes en la oración, apelando a la triple garantía que Él mismo nos ha dado, “sigue pidiendo y recibirás, sigue buscando y hallaras, sigue llamando y la puerta será abierta”, clamemos insistentemente hasta que Dios, nuestro Padre, responda así como dice en Salmos 121:1, porque de los montes el Señor nos va a socorrer.
Daniel Olson
Culto dominical 15 de octubre de 2017