Boletín 20 de Marzo de 2016
Romanos 8:13-17 “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
En esta carta Pablo habla a los creyentes, a los que están en Cristo, para dar sentido de seguridad en el proceso de maduración en el cual vamos siendo guiados por el Espíritu de nuestra carnalidad a la espiritualidad, siendo Jesús nuestro guía, debemos entender que el Espíritu Santo tiene un largo tiempo entendiéndonos y llamándonos a tomar conciencia de la vida en Cristo y lo que quiere hacer en nosotros.
Para llegar a ser salvos el hijo de Dios pagó nuestro precio en la cruz, trayendo perdón y justificación, sin esa obra no podríamos ser hijos de Dios, somos adoptados pero debemos creer, no hay condenación para los que están en Él, Él es la cabeza y nosotros su cuerpo, sus representantes en la faz de la tierra, hemos creído y nacido de nuevo por obra del Espíritu.
Estamos llamados a no satisfacer los deseos de la carne, pero no es algo que podamos hacer solos, tenemos un poder que rige en nosotros, podemos acudir y ayudarnos a disciplinar nuestra mente y pensamiento en el Espíritu Santo, viviendo una vida nueva en Cristo Jesús.
Son hijos de Dios los que son guiados por el Espíritu Santo, no es una actitud pasiva, una vez que hemos rendido nuestra vida al Señor comienza a formar en nosotros la mente de Cristo, se va formando poco a poco, es la forma de pensar, las actitudes, la toma de decisiones, no sucede de golpe, es un proceso, uno tiene que hablar, preguntar, dejar que la palabra te forme, porque Dios tiene un plan para los que han respondido a su llamado, quiere cuidarnos, protegernos, corregirnos, el Espíritu Santo sabe cómo moverse en nuestra vida.
El final del cristiano no es la muerte, ni la tumba, es el trono de Dios, estar con Él, vivir en un cuerpo purificado para reinar juntamente con Él en este mundo nuevo que nos espera a los que creemos, porque habrá cielo nuevo, es lo que nos promete, lo esperamos, lo deseamos, tenemos vida eterna, no quieras vivir en el infierno por la eternidad, anhela esta nueva Jerusalén.
El Espíritu de verdad nos conduce en nuestra nueva vida, empezando por mi mente, cambiando todo a lo que es verdadero, es nuestra forma de vivir juntos, sin mentira, engaño, violencia sino comenzar a vivir en la verdad, pues esto fundamenta la vida de todo ser humano, fundaméntate en la verdad y tu vida cambiará.
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 6 de Marzo de 2016