Boletín 04 de diciembre de 2016
Los padres como reflejo de Dios
Éxodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”
Volvemos al quinto mandamiento, que nos hace pensar, reflexionar, meditar, y nos exige que sea parte de nuestro vivir, es parte de la palabra eterna aunque haya sido escrito hace cuatro mil años. Sin embargo, entendiendo la dinámica familiar descubrimos roles y responsabilidades asignados no sólo por la cultura sino por Dios, como padres ejercemos una autoridad delegada por el Padre celestial, somos imagen para nuestros hijos de cómo es Dios, es una increíble responsabilidad.
Los padres son una autoridad delegada, por lo que debemos preguntarnos ¿Estamos representando al Padre? No somos perfectos como padres, pero nos lleva a vivir en un proceso de revisión, pedir perdón sin perder la autoridad para que el hijo honre a padre y madre, obedeciendo.
Reconocer que tenemos una responsabilidad delegada es un ejercicio espiritual ¿Cómo se debe ejercer? ¿Comparte su autoridad con Dios? Esa autoridad está allí para encaminar, dirigir, guiar, formar, establecer lineamientos, reglas, para que esta familia puedan ser encaminados en autoridad ¿Eres la autoridad que refleja Dios?
Nuestros hijos pueden aprender a obedecer, a honrar, esto cuando saben que sus padres son su autoridad delegada, además, se da cuando los padres ponen a sus hijos delante de Dios, de modo que leemos en Efesios 6:1-4 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
En un hogar sano los hijos aprenden una serie de cosas con sus padres, modales, reglas, respeto, valores, crianza, aprenden a enfrentar situaciones, tener hábitos, prepararse para el trabajo, para una vida sana, son cosas que ni notamos cómo las vamos haciendo y que al momento el niño no entiende sino hasta cierto punto de la vida que unen cabos y toda esta guía tiene coherencia.
Hay correcciones, maneras de decir no, de decir si, de ayudar a nuestros hijos en sus limitaciones a encontrar el camino, es una formación que se va dando, una dirección desde pequeños para que puedan enfrentar al mundo. La obediencia agrada a Dios, hay comunión con Él. Si no obedecemos a Dios le estamos rechazando, colocando a un lado, pero cuando nos sometemos encontramos que Él tiene la libertad para que se nos revele.
Somos llamados a instruir, significa dar una estructura de vida, para que pueda vivir con la mucha o poca información que pueda tener, estructura en el alma, de su espíritu, de sus valores, todo esto es parte del amor de padres a hijos.
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 6 de noviembre 2016