Abramos nuestros ojos espirituales
1ra. de Reyes 18:41-45 “Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia.” En el capítulo anterior podemos leer que Elías había profetizado una gran sequía a consecuencia del pecado y de la desobediencia del pueblo de Israel, se habían pervertido y en lugar de buscar a Dios rendían adoración a Baal, gracias a Jezabel y Acab, quienes habían propiciado un sincretismo absurdo, decían alabar a Dios pero adoraban espíritus inmundos y paganos.
Habían pasado 3 años y medio de esta sequía cuando Dios usó a Elías ante los 400 profetas de Baal y de una manera sobrenatural le dio la victoria arrojando fuego sobre la ofrenda, de esta manera el pueblo que estaba allí dijo el Dios es Jehová. En verso 41 se advierte de una lluvia grande, en el espíritu él concibió esa lluvia, en ese momento no había ningún indicio que indicara que iba a llover, Elías estaba convencido de que lo que Dios había dicho se iba a cumplir, esperaba la bendición de Dios, no le preguntó a Dios como lo iba a hacer, sabía que no era su problema, sólo sabía que si lo prometió, lo iba a hacer.
Tenemos que abrir nuestros oídos espirituales para escuchar el aguacero de bendiciones que el Señor está anunciando. Todos tenemos de una u otra manera sequías, tenemos que aprender a escuchar, en el verso 42 dice que se postró a orar, sus ojos carnales no veían su entorno, abrió sus ojos espirituales y mientras oraba su fe aumentaba, nosotros también debemos callar las voces externas, pues traen desgracias, aprendamos a escuchar al Espíritu Santo. Mientras oraba mandó a su criado para que viera el mar, este no vio nada, y nosotros somos igual, esperamos ver la respuesta ya, los milagros que vienen del cielo son milagros para los cuales es necesario ver primero en el Espíritu. Si queremos ver milagros debemos empezar a creerlos.
La palabra ya está dada, Dios ya dio sus promesas, no comiences a buscar alrededor. Elías no necesitó un adivino; no necesitamos consultar cartas ni caracoles, los hijos de Dios sabemos que lo que ha prometido, lo cumple, Elías compartió la fe con su siervo, al ir y venir 7 veces pudo pensar muchas cosas, pero él iba igual, y en la séptima vez sus ojos espirituales fueron abiertos y Elías supo que el mundo espiritual había sido abierto.
Es tiempo de dar gracias a Dios aunque veas una diminuta respuesta, una diminuta nube, por muy chiquitica que parezca, porque es esa nube chiquitica la que va a traer lluvias de bendición, pero créele al Señor porque si tú no crees no va a pasar nada. Ora como hizo Elías, la palabra dice que era un hombre con debilidades pero oraba por fe, no oigas lo que dice la gente, escucha la voz de Dios, cuando lleguen las preocupaciones no mires al suelo, mira al cielo, mira esa nube que trae la lluvia, no importa cuál sea la sequía en tu vida, la lluvia de bendición viene en camino porque Cristo te ama.
Isabel de Zabala
Culto de Ministración del Espíritu Santo
30 de septiembre 2014