Boletín 03 de julio
Romanos 8:28-39 “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!» Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.”
Al llegar a Cristo, el cristiano descubre que hay un propósito para su vida, muchas veces al comienzo no sabemos exactamente la dirección que Dios quiere para nuestra vida pero comenzamos a indagar en esto, porque es una realidad que hemos hecho a su imagen, nos espera una eternidad conforme a la imagen de Cristo en nuestras vidas, se va asemejando poco a poco a la imagen de Él, será una nueva realidad, al morir seguirá viviendo.
A la larga el cuerpo se deshace pero a través de Él viviremos, seremos revestidos por la eternidad, es parte de lo que Juan en Apocalipsis e Isaías nos adelantan, hay un destino, sabemos cuál es, pero primero hay que responder al llamado, ese llamado nos establece como hijos de Dios a través de la justificación, porque Él vive nosotros vivimos eternamente, no vivimos nosotros sino Él, ahora que estamos en Cristo Jesús comenzamos a ser guiados por el Espíritu, entendemos que somos herederos y que nos unificaremos con Él.
Sin embargo en el camino descubrimos luchas, encontramos primeramente carnalidad que necesita ser aun sometida a su voluntad, luego está el mundo que nos rodea, ideologías, es una lucha entre el Señor y las fuerzas diabólicas, por esto Pablo nos exhorta a fortalecernos en el poder de su fuerza, a usar la armadura de Dios pues la lucha no es con carne, ni sangre sino con huestes de maldad.
Pero ¿Qué es más poderoso? ¿Todo lo que está en el mundo o nuestro Dios? ¿Quién es tu escudo? Ante todas las cosas que vienen contra ti no temerás porque Dios está contigo, como leemos en el Salmo 23, cuando nuestras fuerzas desfallecen Él nos dice: esfuérzate, sé valiente. Las cosas están mejor de lo que tú piensas, no te dejes llevar por lo que dice la gente. Jehová de los ejércitos está con nosotros, nuestro refugio es el Dios de Jacob.
¿Cómo es tu Dios? ¿Qué Dios quieres? Uno de palo, de la imaginación o el Dios verdadero que aunque no lo puedas ver sabes que está contigo siempre, te levantará, el que para poder salvarnos sabía lo que tenía que hacer, no escatimó ni a su propio hijo, fue un acto veraz, sabía que era lo único que podía hacer, ¿Crees que tu Dios es mayor que toda fuerza? ¿Qué en las dificultades puedes acudir a este Dios? Exprésale tu gratitud a Él.
Pastor Samuel Olson
Culto dominical 26 de junio de 2016