Boletín 28 de julio 2013
La gloria de Cristo en nuestras vidas
“Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que
hemos recibido, no desmayamos. Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto en los cuales el dios
de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, a Jesucristo como Señor y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mando que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en
la faz de Jesucristo. ” (2 Corintios 4:1-6)
¿Qué significa ese “no desmayamos? Leamos unos pasajes más adelante: “que
estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no
destruidos.” (Vs.8-9) Todo aquel que está al servicio de Cristo, sabe que
es una vida de luchas y tribulaciones, de mucha paciencia y necesidades.
“Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos… como desconocidos, pero bien
conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.” (2 Corintios 6: 4-10)
¡Qué increíble vida! Pablo nos quiso decir: Aguantamos todo eso pero aún seguimos de pie ¡Aleluya! Todos como cristianos hemos pasado por estas mismas situaciones y hemos reconocido quiénes somos y nos hemos mantenido de rodillas ante el Señor. Cuando llegamos a los pies de Cristo, nuestras vidas se transforman en una vida de servicio a otros por amor a Dios. Es una conversión emocional y espiritual. Pablo hace especial hincapié en la obra redentora de Jesucristo en la cruz, porque en ese momento había unos cuantos que estaban sembrando confusión y artimañas
para tergiversar y desvirtuar la realidad del evangelio. Por eso Pablo les recordaba que ellos le habían enseñado el verdadero evangelio.
Por eso, cuando Usted peca y pierde el rumbo, se siente extraviado, perdido y desesperanzado. Jesús es la luz y la verdad, y cuando llega a la vida de las personas que creen, hay luz, claridad, perdón y libertad; y nadie puede cambiar esa verdad por ningún engaño ni argucia, porque la verdad nos hace libres en el nombre de Cristo el Señor. Lamentablemente, muchos no entienden esta verdad porque el dios de este mundo los mantiene en tinieblas. “Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera
en los hijos de desobediencia.”(Efesios 2:1-2)
Hombres y mujeres siguiendo pensamientos impuestos por el espíritu satánico que opera en los hijos de desobediencia,de aquellos que abiertamente se han revelado y no quieren creer en Dios. Este es un espíritu de desobediencia, de rebeldía, de confusión, de rechazo, de violencia, caótico y de destrucción; y hace que el ser humano se rebele. Y cuando finalmente la gloria de Dios llega a nuestras vidas, toda esa confusión, violencia y rebeldía se va y la luz de su Gloria brilla en nuestras vidas.
¡Aleluya!
Oración: Señor, en Tú misericordia me confrontas y convences, por eso, yo te confieso como mi Señor y Salvador. Gracias Señor. Amén.