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Domingo 15 de junio 2014


boletin 15-6¡Estad Firmes!

En esta época del año nos preparamos para celebrar el derramamiento del Espíritu Santo como ocurrió en Pentecostés.

El escenario para Pentecostés comienza a prepararse con mucha antelación. Después de resucitar, Jesús se les apareció en múltiples ocasiones a sus discípulos durante 40 días. Durante ese período, el maestro comió con ellos, les invitó a poner las manos en su costado y les ayudó a pescar, entre otras actividades. Se les aparecía como el Cristo radiante de gloria, que pertenecía a una realidad diferente, la realidad de la vida transfigurada, transformada. Hechos 1:3-5 “a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.”

El número 40 tiene un significado profundo para el mundo de la fe, representa un ciclo que se cierra para dar paso a algo nuevo, en la Biblia tenemos varios ejemplos. En el Antiguo se reseña: un diluvio de 40 días y 40 noches que trastocó la humanidad para que pudiese haber un nuevo comienzo; el pueblo de Israel había estado en esclavitud durante cientos de años, pero Dios tomó a Moisés y lo mantuvo en la realeza durante 40 años, después, lo envió al desierto por otros 40 años para deslastrarlo de toda la dependencia de lo humano; más tarde en la historia Dios levantó a Moisés para liberar a Israel y les hace caminar por el desierto durante 40 años donde aprendieron a ser dependientes de Dios, para que pudieran entrar en la tierra prometida.

En el Nuevo testamento tenemos más ejemplos como el de Jesús, después de haber sido bautizado, fue llevado al desierto por 40 días y 40 noches de ayuno, para prepararse espiritualmente antes de comenzar su ministerio. Al resucitar Jesús pasó 40 días con sus discípulos, preparándolos para asumir la responsabilidad de ser el cuerpo de Cristo a través de los siglos.

A pesar de haber caminado con Jesús durante tres años, los discípulos aún no habían entendido que el maestro les hablaba del reino de los cielos y no de un gobierno terrenal. Por eso, antes de su ascensión le preguntaron: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?Lucas 1:6. La respuesta de Jesús fue: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierraLucas 1:7-8.

Después de decir estas palabras, Jesús ascendió. Entonces los discípulos se dedicaron durante 10 días a hacer cuatro cosas mientras esperaban el cumplimiento de la promesa que les había hecho Jesús: alabar, bendecir, orar y rogar.

No hay nada mágico en el número 10, pero sí hay un efecto poderoso que ocurre cuando apartamos un tiempo para esperar, estar quietos delante de Dios, poner lo secundario a un lado y entrar en la presencia del Altísimo. La espera pone a prueba tu fe. Durante ella, tiene lugar un proceso de cambio, de purificación, de transformación, de sopesar tus valores y motivaciones.

Oración: Señor queremos ser revestidos del poder de Dios, permítenos que este sea un tiempo para poner nuestra vida delante de ti, confiando en que nos prepararás para recibir un refrescamiento de tu Espíritu sobre nosotros.

Pastor Samuel Olson

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