•  
  •  

Domingo 10 de noviembre 2013

Thumb_10Nov2013VERDADERO ARREPENTIMIENTO

La Segunda Carta de Pablo a Los Corintios debe haber sido muy difícil para él, ya que tuvo que presentar sus credenciales como apóstol y fue reacio a hacerlo por su humildad como siervo de Cristo. Sin embargo, él sabía que era necesario. La mayoría de los creyentes había comprendido sus palabras y las había aceptado, porque empezaban a madurar en su fe, pero otros las malinterpretaron.
Pablo siempre fue directo y sincero con sus lectores, les había urgido a ser el Templo del Dios vivo, porque así, ÉL habitaría en medio de ellos y ellos serían el pueblo de Dios. Era necesario, entonces, que abandonaran las prácticas paganas, que no tocaran nada impuro y que no miraran con agrado esas costumbres ajenas.
La Segunda Carta a Los Corintios defiende su posición y denuncia a aquellos que distorsionaban la verdad. Pablo, al tocar el tema de los falsos maestros, revisa en qué consiste su ministerio entre los corintios y por qué su mensaje está orientado a urgirlos sobre la necesidad de no apartarse de la
verdad. Pablo sentía que aún había muchos problemas que enfrentar y a pesar de haber encontrado consuelo y gozo en el progreso de su ministerio, sabía que prevalecía entre
los habitantes de Corintio, una inclinación por los pecados del mundo. Es enérgico al reiterar la necesidad de separarse del mundo y de mantener distancia con los pecadores, para poder permanecer cerca de Dios. Especifica la importancia de evitar diversiones que los llevará a pecar y la necesidad de utilizar tiempo y recursos en beneficio de Dios. Esta doble acción se explica porque además de separarse del pecado y de sus efectos, había que volver a reencontrarse con Dios, perfeccionando
la santidad y reconciliándose con los hermanos en la fe. Sin un genuino arrepentimiento y la reconciliación de la congregación, el proceso curativo no sería efectivo, por eso Pablo habla de una comunión con Dios, la cual exige reflexionar para restablecer, sanar y restaurar el amor entre los hermanos. No es fácil reconocer nuestras faltas, si antes no realizamos un proceso curativo. Pablo explicaba que dicho proceso acarreaba tristeza porque ésta, que proviene de Dios, nos conduce al arrepentimiento para lograr la salvación. Se refiere Pablo a la tristeza por nuestros pecados que producen un cambio en nuestra conducta.

Muchos creyentes se entristecen sólo por los efectos de sus pecados o por haber sido descubiertos, pero esa es tristeza del mundo. Nuestra preocupación como cristianos debe ser verdadera, sincera, reflexiva. Si logramos entender lo ocurrido se puede rehacer la relación con nuestros hermanos. Pablo nos señala que el pecado, produce ira. Es una ira santa, porque nos indignamos con nosotros mismos por haber pecado, pero reconocemos que cometimos un error y estamos dispuestos a corregirlo. También sentimos fobia: un rechazo al pecado, nos sentimos tristes internamente.

Estamos aterrados por habernos separado del amor de Dios, del amor a mi hermano. Ese sentimiento produce una alarma, una campanada de alerta interna, que se dispara ante lo ocurrido. En medio de estos sentimientos, que crean este un profundo estado de confusión y de angustia, ¿qué podemos hacer?

Pablo en su carta, expresa los pasos que él dio. “Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación!” (2 Corintios 7:11)Analicemos estos 6 pasos. 1° Solicitud: Preguntarnos ¿qué me hizo reaccionar de esa manera? ¿Por qué actué así? 2° Defensa: ¿Qué puedo argumentar ante lo hecho? Determinar ¿por qué siento indignación conmigo mismo? 3° Temor: Entender ¿qué  consecuencias me puede traer el vivir en pecado? hizo caer en pecado. 4° Ardiente Afecto: Ante el temor de perder mi relación con Dios, de no tener su amor, ¿qué puedo hacer para restablecerla? 5° Celo: Sentir celo ante la carencia de la gracia de Dios, por lo que no poseo. Celo, deseo santo de Dios, querer volver al lugar dónde me encontraba, ¿cómo voy a lograrlo? 6° Vindicación: ¿cómo corregir
nuestros errores, guardar las cosas santas, vivir en la comunidad cristiana cumpliendo sus reglas? 7° Justicia. Estar dispuestos a
que se haga lo justo, pasando por el proceso de corrección. ¿Cómo reparar el daño que he hecho y restablecer la conducta necesaria?

El dolor nos hace padecer una profunda vergüenza, la cual nos genera arrepentimiento. Al arrepentirnos estamos en capacidad de restablecer, de restaurar la relación.  Dios nos ama, nunca nos abandona. Ante su presencia, cumpliendo sus principios, siguiendo los caminos de sanación, curaremos nuestras heridas y nuestros pecados serán perdonados. Humillémonos delante de Dios. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Corintios 6:17,18).

Deja una respuesta